Conecta con nosotros

Columnistas

El mercado interno y la independencia nacional

Recordamos con alegría, en estos días, dos hechos de gran importancia para nuestra patria, el Grito de Independencia de 1810 y la Batalla de Boyacá de 1819. Ambos sellaron inicio y fin de la guerra por la constitución de la nación colombiana.

Publicado

en

Recordamos con alegría, en estos días, dos hechos de gran importancia para nuestra patria, el Grito de Independencia de 1810 y la Batalla de Boyacá de 1819. Ambos sellaron inicio y fin de la guerra por la constitución de la nación colombiana.

 

Recordamos con alegría, en estos días, dos hechos de gran importancia para nuestra patria, el Grito de Independencia de 1810 y la Batalla de Boyacá de 1819. Ambos sellaron inicio y fin de la guerra por la constitución de la nación colombiana.

Y, ¿Qué es, lo que recordamos?

Celebramos el proceso de lucha de los patriotas que, enfrentados política y militarmente a la Corona Española lograron expulsarlos del territorio que hoy constituye la República de Colombia y crear -en ese espacio- un país, con unas fronteras delimitadas en el proceso de construcción de soberanía, respaldado por un ejército -el ejército que nos liberó- un gobierno, unas leyes, un parlamento, una división político-administrativa y, sobre todo, una economía, un mercado nacional razón fundamental que iluminaba la portentosa lucha que hicieron Bolívar y los patriotas que lideraron el proceso de independencia nacional del yugo español.

Definir, dentro de las fronteras alcanzadas, la economía que se haría era parte esencial del devenir histórico de la naciente república. La necesidad de romper el monopolio del comercio exterior en manos de la corona española, definir de manera autónoma lo que podía cultivarse, los impuestos que habrían de pagarse, la liberación de los esclavos, el reparto de la tierra, el desarrollo de la incipiente producción industrial, si así pudiera llamarse, la construcción de una red de caminos que integrará las diferentes provincias y definir el rumbo de la economía estaba, en las consideraciones de los dirigentes de la naciente república.

Definir que se haría, aplicar lo definido, crear una nueva economía y como relacionarse entre los diversos sectores sociales que participaron de la gesta liberadora estaba también en los postulados básicos así no se tuviera la claridad suficiente o, incluso. se propusiera retornar o conservar estructuras económicas heredadas de la colonia española.

Pero, sea como haya sido, lo cierto es que con la independencia nacional se alcanzaron importantes logros empezando por ser una nueva nación, con todo lo que ello implica en el manejo soberano de la economía. Un aspecto que debe enfatizarse aquí es que crear una nueva nación es crear un nuevo mercado interno, al definir una frontera lo que se decide, realmente, es dar a quienes están dentro de esa frontera un territorio para que lo que produzcan sea comercializado en ese territorio y lo que se produzca en demasía, exportado. La creación de la nación implica leyes para proteger a los productores nacionales de competidores extranjeros que los arrasen en su actividad productiva e implica, igualmente, regular el comercio exterior y definir, de acuerdo con el interés nacional -tan vapuleado ahora- lo que se importa y lo que no debe importarse.

Alcanzar la liberación de los esclavos, el manejo autónomo de la hacienda pública, la lucha por el reparto democrático de la tierra -no alcanzado aún- pero donde, a través de las colonizaciones y la lucha de sectores campesinos y de economía empresarial, se han logrado importantes avances, crear un comercio exterior propio, disponer de algunos productos para la exportación y generación de divisas, hacer una red de caminos y medios de transporte y producir una serie de bienes básicos son hechos ciertos que llenaron la historia de Colombia durante el siglo XIX y los inicios del XX.

Sin embargo, de manera temprana, quienes heredaron el poder político y el control sobre el Estado de la nueva nación, empezaron un proceso que -poco a poco- ha llevado a la pérdida de la soberanía política y económica. Desde inicios del siglo anterior han tomado decisiones que, acompañadas de convicciones políticas atadas a los Estados Unidos, conducen a dejar de ser una nación soberana.

Debe resaltarse hoy la profunda pérdida de la base económica construida no solo en la producción agropecuaria e industrial sino en los demás sectores de la economía nacional. Infraestructura, transporte, servicios públicos, comunicaciones, minería, comercio interior y exterior, obras públicas, y demás sectores, muchos de ellos construidos en medio de grandes esfuerzos de industriales y trabajadores honrados y patriotas, se perdieron. Pero, lo más grave es que se perdió el mercado interno, la razón de ser nación soberana.

Hoy, los productores nacionales están sometidos al libre mercado y a los tratados de libre comercio, TLC, que son la negación del manejo autónomo del mercado interno. Nuestro mercado nacional se lo tomaron las compañías y el capital financiero internacional. Y se lo tomaron con el respaldo, apoyo, patrocinio y justificación de quienes han mal gobernado al país en los últimos 30 años, por lo menos.

Conmemorar, celebrar, recordar con alegría la gesta de independencia nacional nos debe llevar a comprender, a fondo, la necesidad de luchar por la recuperación de la soberanía económica. Para ello es indispensable recuperar la soberanía política.

Que la conmemoración sirva para llenar de conocimiento y voluntad patriótica la lucha por recuperar -para los productores nacionales- el mercado interno.

Oscar Gutiérrez Reyes
Manizales, agosto 6 de 2019

Continúe leyendo
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *