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En Bogotá despega la campaña por la Alcaldía

Por Horacio Duque  

Con inscripciones de candidatos para ser alcaldesa o alcalde, concejales y ediles en las localidades, con sus correspondientes propuestas programáticas, se ha dado inicio a la campaña para escoger las nuevas autoridades que administraran la Capital de la República desde el 1 de enero del año 2016.

Bogotá es hoy una densa organización social que incluye los habitantes de su propio espacio urbano y rural, que igualmente involucra las poblaciones de su entorno geográfico más cercano, tanto de la Sabana como de los departamentos adyacentes (Cundinamarca, Meta, Tolima, Boyacá y Santander).

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Por Horacio Duque  

Con inscripciones de candidatos para ser alcaldesa o alcalde, concejales y ediles en las localidades, con sus correspondientes propuestas programáticas, se ha dado inicio a la campaña para escoger las nuevas autoridades que administraran la Capital de la República desde el 1 de enero del año 2016.

Bogotá es hoy una densa organización social que incluye los habitantes de su propio espacio urbano y rural, que igualmente involucra las poblaciones de su entorno geográfico más cercano, tanto de la Sabana como de los departamentos adyacentes (Cundinamarca, Meta, Tolima, Boyacá y Santander).

La ciudad es el más pujante polo de desarrollo urbano de la nación, que traza la pauta para el resto del país.

Clara Lopez, Rafael Pardo y Enrique Peñalosa son los candidatos más destacados, lo que propongan será punto de referencia en la decisión que finalmente se tome por la ciudadanía el 25 de octubre del año en curso.

Los temas más álgidos del debate entre los postulados se refieren a los derechos sociales como el de la movilidad, la seguridad humana, la calidad de la educación, la seguridad alimentaria, la salud, la vivienda, el empleo de los jóvenes y el respeto por las mujeres.

En los años recientes la ciudad ha dado un gran salto en el ámbito social y las personas que acceden al ejercicio de los derechos sociales, democráticos, ambientales y económicos han visto fortalecer su capacidad ciudadana plena, integrándose en condiciones de dignidad e igualdad en la vida pública capitalina.

El viejo mundo oligárquico, liberal/conservador, ha sido agrietado gracias a la movilización popular.

Ese mundo oligárquico discriminatorio  y excluyente es el que representan Peñalosa y Pardo, los que hoy se disfrazan demagógicamente como benefactores de la multitud. Una gran mentira. Los rancios poderes de una élite feudal/ganadera tienen en estos personajes su más cabal representación.

Clara López, una inteligente y tranquila líder de la manifestación democrática urbana se plantea como una alternativa firme en la defensa de los derechos conquistados por la multitud en los años recientes.

Ha propuesto un programa orientado a la ampliación de los derechos sociales y democráticos fundamentales. Libertad, oportunidades y buen vivir son los tres ejes de su carta política para gobernar a Bogotá.

Clara López es el símbolo de la reivindicación de las mujeres, que son casi 5 millones en la ciudad. Es un emblema de la lucha contra la violencia cotidiana que se hace a las mujeres, del reconocimiento de sus derechos laborales, políticos, sociales, económicos y ambientales.

Representa la férrea unidad de millones de ciudadanos, de los desplazados y desplazadas por la violencia oligárquica, de las mayorías populares que se movilizan en la defensa de la paz, de los derechos esenciales, de la dignidad y la democracia.

La acompañamos resueltamente en su tenaz y valiente lucha.

La acompañamos en su potente resistencia contra la guerra sucia orquestada por los poderosos para enlodar su nombre, su familia y su dignidad. No pasaran.

Nota. Hay quienes desde una falsa moral pretenden demeritar con calumnias e infundadas insinuaciones la lucha democrática que desde su juventud ha caracterizado la vida de Carlos Romero, quien ha sido muchas veces concejal de Bogota. Lo conozco muy bien desde mi militancia temprana en la Juventud Comunista, cuando él era su aguerrido y querido Secretario General, se con mucha certeza de sus calidades humanas y revolucionarias. Carlos Vicente de Roux quiere aparecer como un símbolo de la ética olvidando su paso por cargos muy importantes en el gobierno nacional, donde seguramente embolató los principios del cruzado que hoy dice ser.

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