Conecta con nosotros

Columnistas

Entre la cobra, la boa y el curare

Por Fander Falconí  

La actual crisis económica del capitalismo ha provocado una reacción desesperada del sistema, una reacción que podría lesionar a los países empobrecidos, al menos si se dejan convencer de que apliquen recetas neoliberales ante esta crisis. La receta neoliberal es el curare económico que paraliza a los países pobres que permiten que el FMI les inocule esta sustancia vegetal, dejándolos indefensos ante las amenazas que les espera.

La teoría se comprueba en la práctica. La economía ortodoxa neoliberal ha hundido a varios países de la Unión Europea (España, Grecia y Portugal) que siguieron los consejos de los países ricos, en especial de Alemania, que exigieron austeridad y pago de las deudas financieras, en perjuicio de la deuda social. Mientras tanto, otros países (como Ecuador) siguieron caminos diferentes, en beneficio de la mayoría. 

Publicado

en

Por Fander Falconí  

La actual crisis económica del capitalismo ha provocado una reacción desesperada del sistema, una reacción que podría lesionar a los países empobrecidos, al menos si se dejan convencer de que apliquen recetas neoliberales ante esta crisis. La receta neoliberal es el curare económico que paraliza a los países pobres que permiten que el FMI les inocule esta sustancia vegetal, dejándolos indefensos ante las amenazas que les espera.

La teoría se comprueba en la práctica. La economía ortodoxa neoliberal ha hundido a varios países de la Unión Europea (España, Grecia y Portugal) que siguieron los consejos de los países ricos, en especial de Alemania, que exigieron austeridad y pago de las deudas financieras, en perjuicio de la deuda social. Mientras tanto, otros países (como Ecuador) siguieron caminos diferentes, en beneficio de la mayoría. 

Aquí se implementaron programas sociales con inversión pública, la cual creó muchos empleos productivos y se ha favorecido las compras públicas a  ecuatorianos, estimulando la producción local.

El capital supranacional es un encantador de serpientes que ataca con la boa constrictor y con la cobra. A través de la historia del capitalismo, ha usado con frecuencia a la boa para asfixiar y triturar a sus víctimas. La boa constrictor se disfraza de comerciante, para comprar lo bueno a precio de huevo y vender todo como si fuera oro. La boa nos exprime las materias primas, porque necesitamos las divisas para adquirir tecnología y ciertos productos elaborados. Desde su origen, ese comercio internacional es injusto. Nuestras materias primas se pagan cada vez a menores precios, debido a la competencia entre los mismos países empobrecidos. Pero también hay una mayor extracción física de materiales y energía que daña el hábitat de todas las especies del planeta.

Con los productos que nos venden, sucede lo contrario. Por ejemplo, cierto es que la tecnología tiende a abaratarse, pero para eso, la boa ha inventado un mecanismo de extorsión: la obsolescencia programada. Así, un producto de alta tecnología que en dos o tres años debería poder comprarse a mitad de precio, para entonces ya es obsoleto.

Toda máquina posee sus mecanismos que la ponen en movimiento. Uno de ellos es el endeudamiento. Entonces entra en escena el capitalismo encantador de serpientes y suelta una especie venenosa. La cobra se disfraza de prestamista y clava su veneno al país empobrecido. Le concede graciosamente un préstamo que nunca podrá pagar, pues su tasa de interés siempre será mayor que el crecimiento económico del país que pide prestado. Pero hay un antídoto para este veneno: renegociar el pago, negarse a sacrificar el futuro de la gente por quedar bien con el FMI; además, moviendo los recursos ociosos: nuestras reservas en el exterior.

Tanto la renegociación de la deuda financiera, como la exigencia de mejores precios por nuestras exportaciones, mejoran cuando actuamos en bloque, como con la consolidación de carteles de productos primarios, para exigir mejores precios. Si el Sur no actúa en grupo, el Norte seguirá imponiendo sus reglas. La cumbre presidencial de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) tiene la oportunidad histórica de corregir esta estructura financiera inoculada con curare y lograr acciones concretas de coordinación regional para enfrentar las turbulencias económicas.

@fanderfalconi

El Telégrafo, Ecuador.

Continúe leyendo
Click para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *