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La gota fría de la reforma tributaria

Por Wilson Arias Castillo  

Cuando se discutía la pasada reforma tributaria, tuvo lugar una reunión entre el director de la Dian y algunos representantes de los trabajadores y estudiantes del Sena. Estos reclamaban estudios que soportaran el conjunto de la reforma y la sustitución parcial de contribuciones parafiscales con destino a la salud, el ICBF y el Sena, por el Cree. Y vino la pregunta esperada: “¿De dónde sale el 8 % del Cree?”, cuestionaron los muchachos.

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Por Wilson Arias Castillo  

Cuando se discutía la pasada reforma tributaria, tuvo lugar una reunión entre el director de la Dian y algunos representantes de los trabajadores y estudiantes del Sena. Estos reclamaban estudios que soportaran el conjunto de la reforma y la sustitución parcial de contribuciones parafiscales con destino a la salud, el ICBF y el Sena, por el Cree. Y vino la pregunta esperada: “¿De dónde sale el 8 % del Cree?”, cuestionaron los muchachos.

La respuesta de Juan Ricardo Ortega se convirtió en noticia: “Ah, me lo inventé. Yo quería 10 %, pero al presidente no le gustó y quedó en 8 %”(Caracol http://youtu.be/VW9bOtJ8NY0 ).

El audio de esa reunión oficial, que se difundió rápidamente en las redes sociales y que me entregaron los estudiantes, contenía otra arrogante réplica del alto funcionario. Ante la pregunta por las reducciones de unos impuestos de renta y parafiscales que hoy pesan presupuestalmente, Ortega López sostuvo: “Como a mí me da mamera hacer esa modulación porque es muy compleja, muy larga, le doy una garantía que le garantiza (sic) que no tengo ningún problema”.

Por alguna razón el jefe de la Dian se despachó ante el pequeño grupo de estudiantes en repelentes afirmaciones (“para eso estudié seis años”) y respuestas que reconocían en privado lo que soberbios funcionarios negaban en público. Así, en la reunión no había sustento ni para el Cree ni para el impacto fiscal de sustituir con él parafiscales e impuesto de renta, no se conocía su efecto en la generación de empleo y no había estudios sobre el millón de puestos de trabajo que el gobierno prometía crear con la reforma. Algunas de esas respuestas, circuladas por las redes estudiantiles retratan de cuerpo entero la altanería gubernamental (http://youtu.be/r2RNCpk6Ebo) y, lo que es más grave, la falsa motivación del proyecto de Ley.

Ahora bien, al menos una parte del debate que compartimos con los estudiantes y que llevamos sin descanso al legislativo, viene a ser presentada hoy, sin reato alguno y calculadamente por el gobierno nacional, pero para insistir en su errática política y en su coyuntural reforma tributaria II.

Veamos en qué consiste este proyecto: agregar una sobretasa al Cree, mantener el Impuesto al Patrimonio y el Gravamen a los Movimientos Financieros (4 por 1.000), y crear el Impuesto a la Riqueza.Todo para atender los gastos ya comprometidos de la nación hacia el 2015, cuyo presupuesto se eleva a $216,2 billones pero que aparece desfinanciado nada menos que en $12,5 billones.

Siguiendo a Minhacienda, la reforma se explicaría en la necesidad de “compensar la caída en los recaudos y conseguir los recursos requeridos por la Regla Fiscal”. Pero lo cierto es que los tales requerimientos dela Regla Fiscal no son algo imprevisto: están considerados desde hace tres años por la Ley 1473 de 2011. Como tampoco son imprevistas la finalización del impuesto al patrimonio (ordenada por Ley 1370/ 2009 a partir del 2014) y la disminución del “4 por 1.000” (aplazado para el 2015, por Ley 1694 /2013).

La otra explicación del gobierno a la pérdida de ingresos está vinculada a la renta mineroenergética. Es esta, sin embargo, una importante cuestión sobre la cual habíamos abundado en la anterior reforma para advertir sobre el inminente hueco fiscal.Y allí fue Troya. El gobierno negaba el agotamiento del modelo extractivista y la merma de la renta mineroenergética, su impacto en el sistema de regalías, en los dividendos, en los impuestos y con el tiempo en el propio Cree.

Ahora, oh sorpresa, encontramos que buena parte de nuestra “premonición” constituye el argumento de un gobierno que casi reduce su alegato a las amonestaciones que ayer elevábamos con los estudiantes, pero que mantiene intacto el odioso modelo económico y sus reformas.

En esa época, en uno de esos foros organizados para encarecer la mermelada, un ceñudo Juan Ricardo Ortega (sobre quien recayeran amenazas que rechazo enérgicamente) me desafió a una apuesta que trivializaba el debate: si él tenía la razón yo prometía entregar mi credencialde congresista y salir de la vida pública. Si no, él hacía lo propio. “Me lleva él o me lo llevo yo”, parecía prorrumpir en galería.

Un humilde asistente le recordó que con frecuencia aquellos servidores públicos que “en sus notas son extensos”, cuando vienen estos delicados trances no responden por sus decires como funcionarios, porque son cooptados por el sector privado o por un organismo multilateral de crédito.

A la fecha podemos confirmar esa otra premonición: el lío tributario sigue, el jefe de la Dian ya es otro, el ministro de Hacienda alega hoy nuestras preocupaciones para vender su nueva y coyuntural reforma, y la apuesta de Ortega no se la llevó parroquiano alguno: se la llevó la puerta giratoria del Banco Interamericano de Desarrollo, a quien hoy orondo sirve.

@wilsonariasc

Las 2 Orillas.

 

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