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Malas compañías

Por Antonio Caballero  

Hay que ser muy tonto para pagar por consejos como “niegue todo”, “diga que el vaso está medio lleno”, “señale el lado positivo”.

Hace dos meses preguntaba yo aquí, sin recibir respuesta, si los ilustres visitantes de Juan Manuel Santos para el lanzamiento en Cartagena de la “tercera vía” habían cobrado por su visita. Porque, decía en mi artículo, es gente que suele cobrar.

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Por Antonio Caballero  

Hay que ser muy tonto para pagar por consejos como “niegue todo”, “diga que el vaso está medio lleno”, “señale el lado positivo”.

Hace dos meses preguntaba yo aquí, sin recibir respuesta, si los ilustres visitantes de Juan Manuel Santos para el lanzamiento en Cartagena de la “tercera vía” habían cobrado por su visita. Porque, decía en mi artículo, es gente que suele cobrar.

En particular Tony Blair, el exprimer ministro inglés, que no vacila en recibir un sueldo del dictador de Egipto al tiempo que mantiene su condición de enviado especial para el Medio Oriente del cuarteto (la ONU, la Unión Europea, los Estados Unidos y Rusia), mientras ante sus narices estallan una y otra vez las intifadas palestinas y las represiones israelíes. Blair cobra a diestra y siniestra por sus asesorías y sus consejos. El diario italiano La Repubblica cuenta que al dictador vitalicio de Kasajstán le saca 7 millones de libras esterlinas al año por aconsejarle que diga boberías como que una matanza de manifestantes por la Policía (doce muertos) “no debe oscurecer” el lado positivo: “Los enormes progresos hechos por Kasajstán”. Dice el diario que su firma de consultoría, “Tony Blair Associates”, “tiene relaciones con Mongolia, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Colombia y Albania”.

¿Colombia? Nos habían hablado de una estrecha relación de amistad entre Blair y el presidente Juan Manuel Santos. Pero ahora se ha sabido que no es así: se trata de un contrato (pagado) firmado entre Santos, o el gobierno de Colombia, y la empresa de Blair, cuyo monto no conocemos. Santos explicó hace unos días que había sido un consejo de su amigo Blair el que lo había llevado a robustecer su Presidencia con el nombramiento de un superministro de la Presidencia. Pero ahora, y al margen del absurdo que consiste en pedirle consejos de mecánica presidencialista a alguien que, como Blair, viene de un sistema parlamentario, se ha filtrado el dato de que aquello no era un desinteresado consejo de amigo, sino una recomendación profesional de consultor estratégico. Y entonces pregunto: ¿Cuánto cobró por la asesoría? Porque supongo que la pagamos nosotros. Y Tony Blair, que aconseja a cualquiera que le pida consejo– jeque árabe, dictador comunista, empresa petrolera, banco, ONG humanitaria, lo que sea–, siempre cobra.

No entiendo por qué le pagan. Hay que ser muy tonto para pagar por consejos de la índole de “niegue todo”, “diga que el vaso no está medio vacío sino medio lleno”, “señale el lado positivo”. Más tontos que los británicos, que por tres veces eligieron a Tony Blair como primer ministro, son los que ahora, cuando por fin lo echaron de su cargo, van a pedirle consejo. ¿Y le pagan?

El caso es que le pagan, le pagamos. Y gracias a los consejos de Blair que paga nuestro gobierno tenemos hoy, según explicó el presidente Santos, un superministro de la Presidencia, Néstor Humberto Martínez, que tiene tantas asesorías y consultorías como el mismísimo Tony Blair. Su firma, (La Firma) Martínez Neira Abogados, se presenta en las páginas de internet como un inmenso pulpo con ocho tentáculos, ocho “áreas de práctica”, que copio a continuación: “administrativo/regulatorio, funciones y adquisiciones, corporativa/comercial, inversión extranjera, bancario y financiero, mercado de capitales, constitucional, litigios”. Y tiene como clientes a todos los principales cacaos del país, encabezados por Luis Carlos Sarmiento Angulo, el omnipresente banquero y constructor que con sus infinitos pleitos bancarios e hipotecarios tiene atascado todo el aparato de Justicia. Sarmiento no es el único, naturalmente.

También son clientes del nuevo ministro (que ya lo ha sido varias veces, y de todos los presidentes: Gaviria, Samper, Pastrana…) La Organización Ardila Lülle y el Grupo Santo Domingo, los ingenios azucareros del Valle, RCN, Caracol, Cerrejón, Chevron, Medoro Resources, Pacific Rubiales…Todos los ricos colombianos y todos los grandes inversionistas extranjeros. Con un superministro así a cargo de su  Presidencia, no se puede decir con mucha fe que Juan Manuel Santos vaya a ser, en fin de cuentas, el traidor a su clase que prometía.

Porque cuando escribo esto no se había tenido noticia de que Martínez Neira vaya a cerrar su bufete por considerar incompatible el ejercicio de su superministerio con las múltiples  asesorías de su práctica privada.

Eso, por lo visto, solo lo hace Yesid Reyes, nuevo ministro de Justicia.

Revista Semana, Bogotá.

 

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