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Renuncia a la militancia de un partido político en decadencia

Por Alpher Rojas C.

Bogotá DC., diciembre 04 de 2014

Doctor
HORACIO SERPA URIBE
Codirector de la DLN
Ciudad

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Por Alpher Rojas C.

Bogotá DC., diciembre 04 de 2014

Doctor
HORACIO SERPA URIBE
Codirector de la DLN
Ciudad

Estimado Senador y amigo, Dr. Horacio Serpa:

He recibido el texto de su columna “Liberalismo, Unidad Nacional y candidatura presidencial”, en el cual plantea interesantes puntos de orientación para la participación del liberalismo en el debate electoral del 2015, como parte de la coalición de gobierno del presidente Santos.

Muchos elementos visibles en su talante democrático me mantienen en la convicción de que usted sigue siendo un hombre de principios, de intachable comportamiento personal, pero el Partido sigue sometido a la férula dominante del neoliberalismo, incluso bajo esta nueva Dirección colegiada, según se advierte por su irrestricto apoyo a las políticas económicas de los últimos gobiernos.

El partido carga ahora con tres baldones históricos que le han reducido su capacidad de diálogo con el país: el Estatuto de Seguridad (1978-1982), bajo cuyo imperio fueron torturados y desaparecidos decenas de colombianos y obligó al exilio a nuestro querido Nobel Gabriel García Márquez; también la palpitante herida abierta del proceso 8.000, nos dejó un cuatrienio perdido y desacreditado; tanto como el modelo neoliberal de César Augusto Gaviria (1990-1994), cuyo gobierno constituyó abierto desafío a nuestros principios socialdemócratas. También la palpitante herida abierta del proceso 8.000, nos dejó un cuatrienio perdido y desacreditado.

El Estado mínimo, del presidente Gaviria, las privatizaciones de las empresas de servicios públicos, las contrarreformas a la salud, a la educación, al trabajo, aprobadas en coordinación con el entonces senador Uribe Vélez, comprometieron el ímpetu transformador del liberalismo y anularon el legado histórico de Rafael Uribe Uribe, de Jorge Eliécer Gaitán, de López Pumarejo y de Agudelo Villa, que intentábamos consolidar desde la Asamblea Liberal Constituyente, exitosa experiencia de democracia participativa y de reinvención institucional que tuvo el respaldo de 2´566.129 ciudadanos en las elecciones parlamentarias de marzo de 2002. 

El Instituto del Pensamiento Liberal (IPL), bastión de investigación académica y promoción ideológica del Partido, que se había propuesto fortalecer la democracia interna, mejorar la calidad de la política, formar la juventud y el nuevo liderazgo dentro de la tradición del pensamiento crítico, recibió el embate de la elite neoliberal que, en la práctica, quiso eliminarlo.

Desde allí pusimos en funcionamiento 26 seccionales del IPL, creamos los semilleros de jóvenes investigadores y tejedores de democracia; se puso en marcha el Observatorio de Paz y Derechos Humanos, cuyos mecanismos de captura estadística y la ilustrada cartografía territorial fueron destacados por la Internacional socialista (IS) como modelo para sus partidos afiliados. La cátedra “Darío Echandía”, fue espacio de análisis y reflexión política que convocaba multitudes y contó con la contribución de los más notables científicos sociales de Colombia y de la academia internacional.

Publicamos la revista indexada “Nueva Página” de circulación bimestral con cualificados documentos de sociología y filosofía política enriquecedores del debate político moderno. Esta tarea fue reconocida por el ex presidente Alfonso López Michelsen: “Todo este imponderable trabajo intelectual de ustedes y de su brillante director me llevan a considerar que hay más Instituto que Partido. Naturalmente tal conjunto de iniciativas culturales puede atraerles las incomprensiones de los políticos tradicionales, pero en el mediano tiempo granjearles el aplauso de los demócratas”.

El IPL acudió al debate de la agenda legislativa con criterios científicos radicalmente contrarios a la doctrina neoliberal. A partir de ese momento no se nos volvió a invitar a las reuniones de las “bancadas” de legisladores liberales, quienes habían asumido de forma acrítica las políticas del libre mercado, inseparables de las últimas orientaciones del capitalismo salvaje y sus lógicas de ajuste estructural. Tales políticas influyeron en la progresiva desindustrializaciòn y fomentaron el desempleo, pero el Partido perdió vigor y capacidad de iniciativa, se volvió pobremente reactivo.

No obstante, desde el IPL coordinamos la conjunción de fuerzas alternativas y movimientos sociales para derrotar -en octubre 26 de 2003- el Referendo fiscal del presidente ultraderechista Uribe Vélez, un engendro destinado a respaldar los compromisos adquiridos con el F.M.I. y a garantizar la sostenibilidad de la deuda pública externa que, al mismo tiempo, generaría excedentes necesarios de financiamiento a la política de “seguridad democrática” (más plata para la guerra). Sin duda esta actitud nos ganó la animadversión del establecimiento oligárquico y terrateniente del Partido.

En esas estábamos cuando Juan Fernando Cristo -presidente de la DLN- ordenó cambiar las claves de seguridad de acceso a la sede del IPL, cortar los servicios de energía, de teléfonos y de internet, y la suspensión de salarios a los empleados del Instituto por lo cual la exministra María Elena de Crovo -a la sazón presidenta del Consejo directivo del IPL-, usted y yo, presentamos una Acción de Cumplimiento para que se restablecieran los derechos conculcados. En represalia, Cristo Bustos ordenó eliminar, en la nueva edición de los Estatutos del Partido, el nombre del Director del IPL y los de su Consejo Directivo integrado por exmagistrados de las Altas Cortes (Fabio Morón Díaz, Apolinar Díaz Callejas, Jaime Angulo Bossa, Eduardo Suescún, Jorge Enrique Valencia), sindicalistas, mujeres, minorías y académicos (Rubén Sánchez, Federico Giraldo V, Jimmy Viera, Luis Alberto Ávila, Gustavo García, Mireya Ariza, Alfonso Santos, Andrés Vásquez, Luis Alfonso Ramírez, Alberto Alegría, Luís Edgar Cruz y Carlos Hernández), para construirle un escenario de sumisión  a la Jefatura de Gaviria, ya rechazada con furiosa indignación en el II Congreso del Partido, pero finalmente impuesta por la maquinaria.

La codirectora del Partido, Edith Camerano, denunció “la expedición de 700 credenciales sin respaldo institucional a delegados para elegir a Gaviria”.  Por tal motivo, el presidente del Tribunal de Garantías, doctor Miguel González Rodríguez, suspendió el desarrollo del Congreso, y anunció un proyecto de Resolución “Por medio del cual se declara la nulidad del II Congreso del Partido”, que pudo reanudar sus sesiones cinco horas después, merced a un acuerdo de mecánica política entre las cúpulas.

Por cierto, el Comité ético de la Internacional Socialista recriminó con dureza al Partido por “la agresiva derechización de su praxis política”, por el tratamiento autoritario contra el IPL y el atropello a las Secretarias Sociales, que adelantaban una extraordinaria labor de atracción de los sectores populares, y a las que había reducido su presupuesto y limitado su capacidad de gestión.

La declaración programática de 2007, que contenía el trabajo de centenares de liberales de todo el país, cuya versión final fue coordinada por un grupo de expertos encabezado por el eminente académico  e investigador económico Eduardo Sarmiento, fue sustituida por la llamada “Carta de Medellín”, solo dos “cuartillas” ajustadas a la nueva orientación neoliberal del Partido. En este sentido, toda la producción democrática y modernizadora de la Constituyente Liberal fue proscrita por la decisión autocrática del nuevo Director.

El Partido aprobó sin objeción alguna los TLC y expidió avales a la mayor parte de los dirigentes de la “Parapolítica”, elegidos al Congreso con los dineros manchados de sangre de las bandas criminales, según la inobjetable e inobjetada investigación de la Fundación Arco Iris. Algunos dirigentes hoy están presos y otros siguen actuantes, arropados por la roja bandera o vigentes en cabeza de inocentes miembros de su parentela y otros testaferros electorales.

Bajo la Dirección del expresidente Gaviria y de su hijo, el Partido sufrió seis (6) derrotas en línea y renunció a su vocación de poder. Hoy lleva 17 (y pronto cumplirá 21) años sobreviviendo de migajas clientelares, sin capacidad de incidir en el proceso socio-político y económico del país.

Ya para terminar, deseo recordarle un hecho que llenó de indignación a los liberales: la sucesión padre-hijo en la DLN. Salir Gaviria padre y entrar Gaviria hijo a la Jefatura de la DLN fue la más escandalosa operación de incesto político en la historia de los partidos en Colombia.

Por tales razones, y aun cuando ya lo había hecho verbalmente, le manifiesto que RENUNCIO A MI MILITANCIA EN EL PARTIDO LIBERAL, porque he esperado inútilmente a que sus directivas le pidan perdón al país. Mal podría continuar -un Liberal de izquierda y socialista como yo- en un partido que perdió el rumbo, que practica una disonancia disciplinaria y una contracultura política al simular apego a la democracia en épocas preelectorales y tornarse reaccionario en el ejercicio del poder. Tal confusión ideológica favorece el desconcierto y niega todas las posibilidades a la indispensable transformación democrática de nuestro sufrido país.

Le renuevo mis sentimientos de amistad personal y le envío un afectuoso saludo,
 

Alpher Rojas Carvajal
Ex director Nacional del Instituto del Pensamiento Liberal (2003-2007)

 

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