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TPP: El secreto ominoso

Por Roberto Follari  

Estados Unidos fracasó con el ALCA, expulsado de Latinoamérica cuando la memorable reunión de Mar del Plata, realizada con Chávez, Kirchner, y con la visita de Fidel. Pero el imperio aprende. Ahora tenemos una nueva versión, un tanto peor que la anterior. Y para evitar que estos tratados desastrosos para nuestros países sean vencidos por la voluntad popular, simplemente se firman ahora en secreto. E incluyen cláusulas por las cuales no puede saberse públicamente de ellos…hasta cinco años luego de firmados.

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Por Roberto Follari  

Estados Unidos fracasó con el ALCA, expulsado de Latinoamérica cuando la memorable reunión de Mar del Plata, realizada con Chávez, Kirchner, y con la visita de Fidel. Pero el imperio aprende. Ahora tenemos una nueva versión, un tanto peor que la anterior. Y para evitar que estos tratados desastrosos para nuestros países sean vencidos por la voluntad popular, simplemente se firman ahora en secreto. E incluyen cláusulas por las cuales no puede saberse públicamente de ellos…hasta cinco años luego de firmados.

De tal modo, a menudo quienes fueron los signatarios ya no son gobierno, y por ello no puede responsabilizarse a nadie que esté en funciones de los efectos deletéreos para la economía de nuestros países y nuestros pueblos.

El TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica), se informa que ha sido firmado, en América -y con Estados Unidos como contraparte- por Canadá, México, Perú y Chile. Permite condiciones leoninas en favor de los intereses de las multinacionales, según la jerga del “libre comercio”. Y a esta última se la estipula de modo tan literal y fundamentalista que se impide cualquier limitación a su ejercicio, incluso por parte de los legítimos poderes públicos nacionales.

Es una lisa y llana entrega de la soberanía nacional al capital extranjero concentrado. Los países renuncian a ejercer control o regulación alguna sobre estos capitales, que en nombre de su “libertad” podrán hacer lo que les plazca. Hasta tal punto es así que se renuncia a aplicar la legislación nacional, e incluso a que la justicia del propio país pueda tener alguna injerencia en situaciones judiciables. En tales casos, existen estrados establecidos “ad hoc”, y que son ajenos al país de aplicación del tratado.

Asistimos a una monumental estafa a nuestros pueblos, y a un golpe mortal a la democracia y la soberanía popular. Aceptar este “gobierno de los pocos”, gobierno del capital transnacional sobre nuestras economías y nuestra justicia, es aceptar condiciones de avasallamiento y humillación, y garantía de hambre en nuestros países para generaciones enteras.

Argentina no ha firmado este engendro. Brasil -con su actual gobierno-, tampoco. Ni Venezuela o Ecuador. No es casualidad: hay gobiernos que son celosos de la soberanía nacional, mientras otros gobiernos están de frente al capital transnacional, y de espaldas a sus propios pueblos.

Está claro que gobiernos como los de aquellos países que se deciden a firmar el TPP (que a nivel mundial se realiza en el TISA, que ya tiene 52 países firmantes), son contrarios a los intereses de sus pueblos, y con esta firma hunden a los mismos en un abismo económico sin fondo. Y que aquellos que, en cambio, se niegan a firmar, están salvando la posibilidad de una condición de dignidad para nosotros, nuestros contemporáneos y nuestras generaciones futuras. 

El Telégrafo, Ecuador.

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