Columnistas
Venezuela y el poder del capital internacional
Por Ilka Oliva Corado
Rafael Correa fue claro al exponer en la IV cumbre de mandatarios de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) proponiendo reemplazar a la Organización de Estados Americanos (OEA) y que sea la CELAC la que tome su lugar. Una propuesta atinadísima. Recordemos que la CELAC es un organismo que fue creado en el 2011 por iniciativa de Hugo Chávez, mismo que sugirió el reemplazo de la OEA por una entidad con los mismos miembros pero sin Estados Unidos.
Las razones son obvias: Latinoamérica no es el patio trasero de Estados Unidos y mucho menos su estercolero, tiene la capacidad para formar un ente con su propio modelo de desarrollo, lejos de injerencias que llamen a golpes de Estado e invasiones militares por parte del capital internacional.
Por Ilka Oliva Corado
Rafael Correa fue claro al exponer en la IV cumbre de mandatarios de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) proponiendo reemplazar a la Organización de Estados Americanos (OEA) y que sea la CELAC la que tome su lugar. Una propuesta atinadísima. Recordemos que la CELAC es un organismo que fue creado en el 2011 por iniciativa de Hugo Chávez, mismo que sugirió el reemplazo de la OEA por una entidad con los mismos miembros pero sin Estados Unidos.
Las razones son obvias: Latinoamérica no es el patio trasero de Estados Unidos y mucho menos su estercolero, tiene la capacidad para formar un ente con su propio modelo de desarrollo, lejos de injerencias que llamen a golpes de Estado e invasiones militares por parte del capital internacional.
El trabajo de la OEA es desestabilizar gobiernos progresistas en Latinoamérica, manipular y darle continuidad a la agenda injerencista que tiene Estados Unidos en cada país. No tiene nada que ver con la democracia, es en absoluto un ente conspirador.
Tiene su historial galán en injerencias pero se lleva el trofeo por su insistencia con Venezuela, la derecha latinoamericana no quita el dedo del renglón, quiere ver al país sumido en la pobreza y convertido en lastre: quiere que vuelva al pasado. No hay razón alguna para activar la Carta Democrática en el país, lo que sí hay es una guerra económica y un terrorismo mediático propulsado por el capital internacional contra Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana: pulmón de Latinoamérica.
Con invitación de la derecha venezolana llegó Albert Rivera de visita a Venezuela, líder de Ciudadanos, fiel prototipo de la derecha española: llegó con sus once ovejas a hablar de derechos humanos y exigiendo la liberación de asesinos intelectuales como Leopoldo López. ¿Con qué moral habla Albert Rivera de derechos humanos, estando vigente la Ley Mordaza en su país que niega la libertad de expresión a los españoles? Y encima pide libertad para un asesino y conspirador que debería estar pagando cadena perpetua por el dolor que causó a tantas familias y por traición a la patria. ¿Acaso este español cree que Venezuela sigue siendo un país esclavo? El genocidio español en Latinoamérica ya no tiene cabida.
¿Por qué no fue a Guatemala, Colombia, Honduras o México a hablar de derechos humanos? ¿A Perú, Paraguay y Argentina? ¿Por qué precisamente a Venezuela y ahora? ¿Por qué no fue a Brasil a denunciar el golpe de Estado contra Dilma? Digo, porque si de opresión de gobiernos hablamos en Latinoamérica hay un ramillete de trúhanes… Venezuela vive un ataque constante, mediático y económico y hay que tener la cabeza fría para no dejarse llevar por la manipulación de los medios.
Es el capital internacional contra Venezuela. Ni siquiera es la derecha latinoamericana, (Uribe y retahíla) en consorcio con Estados Unidos, es el capital internacional. Es todo un imperio, el monopolio contra el modelo de la Revolución Chavista. Es la oligarquía mundial contra un pueblo en desarrollo, y buscará todos los medios para hundirlo. La guerra económica se explica por sí misma: de ella se dividen la ola de asesinatos, las manifestaciones injerencistas, los saqueos, el intento de activar con urgencia la Carta Democrática. El periodismo mundial al servicio de la manipulación.
La única razón por la que sigue vigente el Decreto que firmó Obama contra Venezuela hace dos años, es prepararle el camino a Hillary Clinton para que ordene una invasión militar. Por eso las declaraciones de Joe Biden en las que acusó al gobierno de Maduro de violar los derechos humanos intimidando y silenciando a los opositores. Y pidió la liberación inmediata de Leopoldo López y Ledezma. En las que se refirió a la escasez de alimentos, agua y medicina y a la violencia desatada que incluye homicidios.
¿Qué es lo que tiene que decirle Biden a los familiares de las víctimas de las guarimbas propiciadas por Leopoldo López, la derecha internacional y Estados Unidos? ¿Qué es lo que tiene que decir de quien orquestó un golpe de Estado contra Maduro? ¿Qué haría Biden si Ledezma llega a su país a propiciar un golpe de Estado contra Obama? ¿Si Leopoldo López organiza una revuelta contra el gobierno estadounidense en territorio estadounidense y esto deje como saldo varias personas asesinadas? De buena gente Maduro los tiene nada más encarcelados, porque respeta los derechos humanos, Estados Unidos después de pasarlos por Guantánamo ya los hubiera asesinado, y los hubiera presentado al mundo como terroristas.
¿Qué habla Biden de derechos humanos si en su país la policía asesina afro descendientes todos los días en crímenes de odio racial?¿Si su gobierno sigue aplicando La Ley de Ajuste Cubano para desestabilizar Cuba?¿Si no quita el bloqueo a Cuba? ¿Si sigue deportando miles de indocumentados latinoamericanos y ha creado el Plan Frontera Sur y Maya Chortí, entre México y Honduras para violentar –asesinar y desaparecer- migrantes en tránsito desde la militarización de la región? Para seguir desangrando México con el genocidio. Disfrazado todo esto de una guerra contra el narcotráfico. Que se ocupe de la política interna de su país y deje de meter las narices en Venezuela.
Ningún gobierno de corte neoliberal y capitalista tiene autoridad moral para hablar de derechos humanos y mucho menos para propiciar injerencias en tierras que buscan su propio desarrollo desde la emancipación.
Venezuela no vive bajo ninguna dictadura, Maduro no es un dictador. Aquí la historia nos la están contando al revés, es precisamente por el desarrollo que trajo a Venezuela la Revolución Chavista que el capital internacional quiere fulminarla y dejar al país en la miseria, para que el oro y el petróleo regrese a manos de empresas transnacionales y de la oligarquía mundial. Para implementar de nuevo un sistema opresor y extractivo. Para que vuelva la represión a la libertad de expresión y desaparezcan líderes políticos y comunitarios. Para propiciar de golpe un retroceso de décadas en el país para que no tenga cómo desarrollarse ni pelear por sus derechos.
No es por gusto que Macri ha autorizado una base militar estadounidense en Argentina, que Perú pidiera la instalación de una base del FBI en su territorio. De ganar Keiko Fujimori la presidencia de Perú se afianzaría más el neoliberalismo en la región que para nada es un libre mercado, como nos lo quieren hacer ver. Abriría el espacio para más bases militares en la región y cercaría a Venezuela. Lo mismo en Brasil si ese golpe contra Dilma la sacara por completo de la presidencia y asumiera un gobierno de corte neoliberal hasta nuevas elecciones.
Lo más triste de todo esto es que los más perjudicados serán los que siempre fueron golpeados por el sistema de oligarquías y castas. Ese odio burgués, clase mediero y apático de toda la vida que no quiere que el que nunca ha tenido nada recupere su dignidad con un gobierno que los visibiliza y ofrece recursos para un desarrollo integral: un plato de comida, un salario justo, sistema de salud, sistema de educación. Un gobierno que invierte en infraestructura, cultura y deporte. Son logros de la Revolución Chavista que están ahí, pero que la mediatización se ensaña en ocultar. Y son logros que están siendo atacados desde la raíz por la derecha internacional y por la imparable e incansable guerra económica. Las cosas por su nombre. El gobierno de Maduro no es perfecto, hay muchas cosas cuestionables y que se pueden mejorar, pero no es dictador.
No seamos ajenos, no pretendamos no ver, no darnos cuenta de la lucha de ese pueblo venezolano por continuar por la senda de la liberación, porque le ha demostrado a Latinoamérica y al mundo que la Revolución Chavista es la sangre hirviente de los que otrora fueron mancillados. No seamos ingratos solapando con nuestro silencio, con nuestra indiferencia y con nuestra doble moral. Que lo que le pase al otro también nos duele en carne viva y nos mueva a involucrarnos, a cuestionar y a la acción: movilización.
Porque aunque no lo sepamos aún o no lo queramos aceptar, si cae Venezuela caemos todos. No van por Maduro, van por los logros de la Revolución Chavista. No van por Venezuela, van por la Patria Grande. Que el poder del capital internacional sepa que si tocan a Venezuela nos tocan a todos: debería ser nuestra consigna contra el neoliberalismo en el continente, y cuidarnos unos a otros como hermanos que somos. No olvidemos que la Venezuela Chavista siempre ha sacado la cara por nosotros.
“El yankee teme, que tú te levantes, América Latina obrera, no sé, ¿por qué no lo haces? El yankee teme, a la revolución, el yankee teme, al grito ¡Yankee go home! ¡Yankee go home!” –América Latina obrera. Alí Primera.
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@ilkaolivacorado