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¿Creatividad o desespero por las pensiones?

Por José Roberto Acosta  
 
¿Entregaría sus ahorros a un banco si le dijeran que éste prestará su dinero al dueño del banco? Pues esta indelicada maniobra ha sido autorizada por el Minhacienda mediante el decreto 1385 de 2015, al permitir que las administradoras de pensiones y cesantías (AFP) inviertan los recursos de sus afiliados en títulos o instrumentos crediticios administrados por sus dueños o controladores.

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Por José Roberto Acosta  
 
¿Entregaría sus ahorros a un banco si le dijeran que éste prestará su dinero al dueño del banco? Pues esta indelicada maniobra ha sido autorizada por el Minhacienda mediante el decreto 1385 de 2015, al permitir que las administradoras de pensiones y cesantías (AFP) inviertan los recursos de sus afiliados en títulos o instrumentos crediticios administrados por sus dueños o controladores.

Esta riesgosa permisividad financiera se da con el propósito de contar con los recursos del régimen privado de pensiones, que actualmente ascienden a los $180 billones, para financiar el ambicioso programa de concesiones viales de cuarta generación (4G) que demandará más de $42 billones, sin contar el metro de Bogotá. Dineros que, a pesar de ser repartidos en varios años, generan fuerte presión sobre la actual cartera del sistema financiero, que asciende a los $200 billones.
 
La práctica financiera internacional obliga a que cada AFP evite operaciones financieras con sus vinculadas, especialmente con sus dueños o casa matriz, sin embargo, desde ahora se permitirá que la AFP Porvenir, de propiedad del Grupo Aval, invierta en productos financieros administrados por Corficolombiana, filial del mismo grupo y que ha sido protagonista en proyectos de inversión como los de 4G. Es decir, un mismo grupo económico tendrá la doble condición de constructor de las obras y de financiador de las mismas, pero con recursos del público, algo que a ojos de cualquier analista extranjero constituye un abierto conflicto de interés.
 
También se va a echar mano de “supuestos excedentes” del Fondo Nacional de Pensiones de las Entidades Territoriales (Fonpet), contradiciendo el hecho cierto de que el pasivo pensional es un barril sin fondo. De otra parte, se flexibilizó la inversión en Fondos de Capital Privado con recursos de los inversionistas, sin advertir que la falta de ficha técnica pública para esta clase de vehículos de inversión los hace muy riesgosos, más allá de su propia naturaleza altamente especulativa.
 
Estas “heterodoxas” relajaciones de la regulación financiera, adoptadas por “ortodoxos” economistas, pueden ser calificadas como ingeniosas, pero también como desesperadas, por ello se hace necesaria mayor vigilancia por parte de los representantes de los afiliados en las juntas directivas de las AFP y la diligente supervisión de las autoridades para evitar sufrimientos más adelante.
 
@jrobertoacosta
 
El Espectador, Bogotá.

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