Bogotá y su espacio público

Por Horacio Duque  
 
Recientemente el gobierno de Bogota indicó (http://www.elespectador.com/noticias/bogota/fueron-adjudicadas-licitaciones-renovacion-del-centro-d-articulo-573590) que en los próximos días se iniciaran importantes obras para la recuperación del espacio público de la ciudad tanto en la esquina de la Avenida Jiménez con  Décima y la Avenida Caracas con Jiménez. Se trata de áreas bastante afectadas por las ventas callejeras y la inseguridad. Allí, con el concurso comunitario, se ha consensuado una estrategia para la instalación de luminarias led, restitución de espacios públicos intervención de zonas deterioradas, revegetalización, y nuevo mobiliario urbano.

La idea que se tiene se orienta a generar espacios mucho más amables para la ciudad, espacios seguros, que sean fácilmente apropiables para la ciudadanía con componente verde.
 
Aunque el tema del espacio público es un asunto incluido en el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, vigente en la ciudad, varias problemáticas relacionadas con su deterioro por la ocupación de los vendedores ambulantes, por grupos de la población en condiciones de miseria, por la compleja inseguridad y por su privatización por agentes de la económia privada, sugieren adentrarse en un análisis de dicho tema para que el debate público con ocasión de las elecciones del 25 de octubre incorpore propuestas que permitan su recuperación y proyección como escenario de construcción de ciudadanía democrática y participativa.
 
El reto del espacio público es un desafío presente y que nunca podremos considerar que hayamos ganado definitivamente. No se trata de una cuestión técnica ni de un debate de urbanistas; es un debate de valores culturales: convivencia o insolidaridad, justicia social o desigualdad, igualdad cívica o anomia[1].
 
La tentación de dejar el desarrollo urbano a la libre competencia y a los valores económicos inmediatos del mercado como lo proponen los neoliberales es muy peligrosa, ya que el espacio público es especialmente útil en términos sociales, culturales y civiles; pero también lo es, en un mediano plazo, en términos políticos, de gobernanza/gobernabilidad, y económicos.
 
Desde el ángulo del derecho a la ciudad, el espacio público es un tema prioritario.
 
El espacio público interesa principalmente por dos razones.
 
En primer lugar porque es donde se manifiesta, con mayor fuerza y mayor frecuencia la crisis de “ciudad” y de “urbanidad”. Por lo tanto, parece que sea el punto sensible para actuar si se pretende impulsar políticas de “hacer ciudad en la ciudad”.
 
Y en segundo lugar porque las nuevas realidades urbanas, especialmente las que se dan en los márgenes de la ciudad existente plantean unos retos novedosos al espacio público: la movilidad individual generalizada, la multiplicación y la especialización de las “nuevas centralidades” y la fuerza de las distancias que parecen imponerse a los intentos de dar continuidad formal y simbólica a los espacios públicos[2].
 
[1] Sobre este tema recomiendo los trabajos de Nora Rabotnikof uno de los cuales se puede encontrar en el siguiente enlace electrónico file: ///C:/Users/usuario/Downloads/Dialnet-LoPublicoHoy-3318332.pdf  
 
[2] Estas reflexiones y consideraciones sobre el espacio público y su trascendencia democrática y en la constitución ciudadana plena, se apoyan en los trabajos sobre desarrollo urbano de Jordi Borja, de los cuales destaco La Ciudad conquistada, en el siguiente enlace electrónico https://derechoalaciudadflacso.files.wordpress.com/2014/01/jordi-borja-la-ciudad-conquistada.pdf