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Cuando Venezuela no es noticia

Por Juan Manuel Karg  

Las recientes elecciones internas -primarias- del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), celebradas el pasado domingo 28 de junio, no fueron noticia para los medios hegemónicos de América Latina. Los comicios no ocuparon lugar en los diarios, portales, TV y radios que dependen de los tres grandes conglomerados mediáticos de la región: O Globo (Brasil), Clarín (Argentina) y Televisa (México).

Es llamativo, ya que todo despacho de agencias internacionales sobre el país caribeño suele ser replicado con velocidad por estos tres grupos, que en la mayor parte de los casos tergiversan y manipulan lo que les llega desde Caracas con el fin de esmerilar al gobierno de Nicolás Maduro.

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Por Juan Manuel Karg  

Las recientes elecciones internas -primarias- del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), celebradas el pasado domingo 28 de junio, no fueron noticia para los medios hegemónicos de América Latina. Los comicios no ocuparon lugar en los diarios, portales, TV y radios que dependen de los tres grandes conglomerados mediáticos de la región: O Globo (Brasil), Clarín (Argentina) y Televisa (México).

Es llamativo, ya que todo despacho de agencias internacionales sobre el país caribeño suele ser replicado con velocidad por estos tres grupos, que en la mayor parte de los casos tergiversan y manipulan lo que les llega desde Caracas con el fin de esmerilar al gobierno de Nicolás Maduro.

¿Pero ocultarlo? ¿Qué sucedió en este caso, entonces? Algo simple: más de 3 millones de venezolanos -el 15% del padrón total de electores del país- acudieron a las urnas para sufragar en las internas del PSUV, en la votación más importante de primarias de la historia del partido oficialista fundado por Hugo Chávez en 2007.

Comparemos la elección interna del chavismo con las primarias de la MUD, donde hubo una participación de 543 mil votantes: mientras el PSUV eligió candidatos en los 23 estados -provincias- del país más el Distrito Capital -Caracas-, la derecha sólo fue a las urnas en 12 estados. A su vez, otros números también son elocuentes: el chavismo eligió de forma directa 92 candidatos, frente a los 42 de la MUD; respetando asimismo el PSUV el criterio de renovación elegido en su congreso partidario -mitad de los candidatos, por debajo de los 30 años-. Incluso en los 12 estados donde la MUD votó, el PSUV duplicó sus cifras. Estos datos, corroborados y legitimados por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela ante más de una decena de observadores internacionales, dan cuenta de que el “fin de ciclo” del chavismo no parece verificarse en hechos concretos -tal como tampoco sucede con otros gobiernos posneoliberales que siguen ratificando sus conducciones en las urnas, como se verificó el año pasado en Brasil, Bolivia y Uruguay-.

Aquí vale la pena recordar otro elemento, para mostrar la doble vara que se utiliza respecto a Venezuela: estos grandes conglomerados mediáticos que mencionábamos con anterioridad sí replicaron diversas encuestas que, en los últimos meses, daban cuenta de un retroceso en la aceptación popular de Maduro, en una situación económica que claramente es compleja en el país -producto en primer lugar del desabastecimiento y la especulación empresarial-. ¿Y cómo explicar entonces lo acontecido en esta ocasión? Ahí está el punto que lleva a invisibilizar estos números, a no difundir que el PSUV continúa siendo el partido político más importante -a nivel cuantitativo y también cualitativo- de aquel país, le pese a quien le pese. En definitiva, si una noticia refuta a otra noticia, la primera se pone en cuestión.

¿Esto quiere decir que el chavismo ganará con facilidad las elecciones legislativas de diciembre próximo? No, falta tiempo y la realidad política venezolana tiene novedades a diario, complejidades, avances y retrocesos. Como todos los procesos vivos, en definitiva. Pero, tal como dice el analista político -no chavista- Vladimir Villegas, en una columna de opinión publicada recientemente en el periódico -antichavista- El Nacional, “negar que el PSUV salió bien parado de estos comicios para elegir sus candidatos al Parlamento es pretender tapar el sol con un dedo”.

Como conclusión, estas primarias dejan un saldo innegable en términos comunicacionales: se equivocaron fuertemente aquellos que vaticinaron que las primarias del chavismo iban a mostrar un retroceso político del proyecto que gobierna aquel país desde 1999, los que decían que esto sería “el inicio del fin” rumbo a las legislativas. El chavismo corrobora tener un “núcleo duro” masivo aún en situaciones más complejas, como las planteadas tras la muerte de su líder, en marzo de 2013.

Los próximos meses, álgidos y convulsionados, se coronarán con las legislativas de fin de año, donde, más allá de que las elecciones sean parlamentarias, se verificará una vez más la discusión en torno a dos proyectos de país. La pregunta queda picando: ¿informarán estos grandes grupos del proceso electoral que se abre aún si los resultados de aquellas elecciones también son adversos para su voluntad? Está por verse.

Buenos Aires.

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