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De Guatemala a Guatepeor

Por Fander Falconí  

La picardía popular inventó el dicho “de Guatemala a Guatepeor”, frase que con frecuencia se convierte en una dolorosa realidad, para este querido país centroamericano. Hace 61 años, en 1954, el escritor guatemalteco que luego ganaría el Premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias, publicó la novela El Papa Verde, denuncia contra United Fruit, la multinacional dueña de la mitad de las tierras (antes había publicado Hombres de maíz, una de sus obras cumbre, a la que hoy encontramos asociada con la ecología política y los problemas del acaparamiento de tierras).

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Por Fander Falconí  

La picardía popular inventó el dicho “de Guatemala a Guatepeor”, frase que con frecuencia se convierte en una dolorosa realidad, para este querido país centroamericano. Hace 61 años, en 1954, el escritor guatemalteco que luego ganaría el Premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias, publicó la novela El Papa Verde, denuncia contra United Fruit, la multinacional dueña de la mitad de las tierras (antes había publicado Hombres de maíz, una de sus obras cumbre, a la que hoy encontramos asociada con la ecología política y los problemas del acaparamiento de tierras).

Pero ese mismo año fue también testigo de otra infamia. El presidente de este país, Jacobo Arbenz, intentó hacer la reforma agraria y expropió algunas tierras de la United Fruit. En octubre de 1954, un ejército financiado por la CIA penetró Guatemala por Honduras y dio un golpe de Estado.

Seis décadas después, siguen frustradas las aspiraciones populares guatemaltecas. Las elecciones del domingo último demostraron que la tragedia no termina en este país que tanto ha sufrido por la represión brutal y la guerra civil de años anteriores. Antes siquiera de analizar los decepcionantes resultados, vale recordar cómo transcurrieron los comicios, con denuncias tan graves que, de haber sucedido en algunos otros países, se hubiera pedido la anulación de las votaciones.

De igual manera, hubo una clara intromisión de entidades externas, como la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), financiada por Estados Unidos y la Unión Europea.

Los resultados de estas elecciones ‘libres’ tampoco son muy alentadores. Un amigo guatemalteco me describió las elecciones con una frase de Bierce: “El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros”. El ganador de la primera vuelta presidencial es Jimmy Morales: comediante, entre otros múltiples oficios. Él debe pellizcarse continuamente para poder creer que está a un paso de ser presidente. Pero su carisma no explica su triunfo. Es la decepción del pueblo ante los escándalos de corrupción y ante la renuncia del anterior presidente y el arresto de la vicepresidenta.

Aunque Morales no esté tan a la derecha como quien aparentemente quedó segundo (el polémico Baldizón, de la agrupación conservadora Lider), tampoco es ni de lejos progresista, peor de izquierda. Habrá segunda vuelta… para escoger entre la opción mala y la peor. Le sigue de cerca la candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza, Sandra Torres, que podría ocupar el segundo puesto (hay una disputa en el conteo de voto a voto). Ella al menos promete hacer varios programas sociales y respetar el ambiente.

¿Quién es el comediante que toma el pelo al pueblo de Guatemala? Jimmy Morales es teólogo evangélico, contador, posgrado en seguridad, catedrático, empresario de televisión y protagonista de películas con estos sugestivos títulos: Manzana ‘güena’ en Nochebuena, Detectives por error, Ve qué vivos, Aventura en el más allá, Repechaje y Un presidente de a sombrero. Malos presagios, dicen algunos, porque el último presidente evangélico de Guatemala (primero en Latinoamérica) fue el genocida convicto José Efraín Ríos Montt. Promete ser un buen estadista… para los ricos, supongo.

@fanderfalconi

El Telégrafo, Ecuador.

 

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