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El país va a cambiar… para bien

Por Jaime Dussán Calderón*

Nota de entendimiento. Jueves 05 de Octubre 2017

La última encuesta contratada por la Revista Semana en alianza con otros medios de comunicación, apropósito de las elecciones presidenciales del año 2018, confirma la percepción ciudadana en el sentido de que el próximo presidente de la república no será de los tradicionales del establecimiento del presidente Santos, ni de los partidos que lo apoyan, ni del partido del ex presidente Uribe.

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Por Jaime Dussán Calderón*

Nota de entendimiento. Jueves 05 de Octubre 2017

La última encuesta contratada por la Revista Semana en alianza con otros medios de comunicación, apropósito de las elecciones presidenciales del año 2018, confirma la percepción ciudadana en el sentido de que el próximo presidente de la república no será de los tradicionales del establecimiento del presidente Santos, ni de los partidos que lo apoyan, ni del partido del ex presidente Uribe.

El péndulo del reloj se inclina hacia uno de los candidatos independientes, principalmente los de la Coalición Ciudadana por Colombia, conformada por la Alianza Verde con su candidata Claudia López, el movimiento Compromiso Ciudadano y su candidato Sergio Fajardo y el Polo Democrático Alternativo con su candidato presidencial, Jorge Enrique Robledo, que agrupados suman 38.5% y seguramente un 10% de otras fuerzas de expresiones independientes llegarían a un 40%. Si la proyección se mantiene tendrían la opción de pasar a segunda vuelta, ganar la presidencia y serían la expresión más democrática que puede producir los cambios y las transformaciones que el país exige frente a la grave situación en que se debate, principalmente la corrupción, la crisis  económica, política y social, el desempleo, la salud, la educación, el campo, la industria nacional, la paz, la justicia, la seguridad, entre otros.

La segunda fuerza se refleja en el denominado Centro Democrático del senador Uribe Vélez aliados con sectores conservadores y de origen liberal que podrían unificarse en torno a una candidatura (el que defina Uribe) con el apoyo del ex presidente Pastrana y que representa el sector más radical de la derecha nacional, que pretende regresar a las políticas contenidas en la constitución centenaria y reaccionaria de 1886. 

El tercer bloque, lo podría representar el ex vicepresidente Germán Vargas que a pesar de retirarse tácticamente de su partido para construir una propuesta con firmas, lo conformaría el suyo Cambio Radical, disidencias del liberalismo, la U de Santos, dirigentes Conservadores enmermelados, algunos dirigentes empresariales y con simpatía del gobierno americano y que son la expresión de la derecha menos radical.

El último bloque, lo constituye el partido Liberal que dirige el ex presidente César Gaviria, y que escogerá su candidato el 19 de Noviembre de este año entre el ex ministro Cristo y el ex vicepresidente De la Calle, con el apoyo del Partido Social de Unidad Nacional que dirige el ex ministro Iragorri, sectores como el de la ex ministra López, las expresiones comunistas como la UP, Marcha Patriótica, el partido FARC y unas pocas expresiones conservadoras (también enmermeladas) y que se unifican principalmente en la política de la paz y el miedo a Uribe y Vargas, así tengan diferencias notorias en políticas que son comunes al bloque de Uribe y Vargas . Pretende camuflar la alianza con el cuento de defender los acuerdos de La Habana y los diálogos de Quito como si un Gobierno democrático diferente a los bloques tradicionales no fuera el más garantitas, para poner en vigencia los pactos de paz.

Podrían llegar por iniciativas de sectores empresariales y jefes políticos a un acuerdo entre el bloque de Vargas y De la Calle – Cristo, si avanza los de Uribe y Coalición Ciudadana. (Algo veo)

Este es un primer borrador de análisis. Si las elecciones fueran democráticas, transparentes y con plenas garantías por parte de los órganos electorales y el Gobierno podrían ganar los no establecimiento. 

El fraude, la compra de votos, la corrupción, el clientelismo y la politiquería del Gobierno y los partidos que lo ostentan con el apoyo además de sectores económicos nacional e internacional y algunos non santos, ponen en peligro la débil democracia colombiana. 

Corresponde a los sectores limpios de la sociedad, que son la mayoría, a las Organizaciones no Gubernamentales de transparencia, a la procuraduría general de la nación, de organismos internacionales, la presencia activa y vigilante de las nuevas expresiones políticas que luchan por el poder convertirse en un bloque de vigilancia para garantizar en medio de tantas dificultades que los ciudadanos y ciudadanas que quieren votar en contra de los mismo responsables del caos, se les permita libremente.

Está claro, no necesita ningún análisis profundo que los denominados partidos tradicionales el Conservador y el Liberal en sus distintas expresiones, tienen difícil la posibilidad de ganar el juego por la Presidencia de la República como lo hacían en otras épocas. Hoy es imposible que se unan como en el pasado cuando conformaron el Frente Nacional o recientemente con las elecciones presidenciales modificando arbitrariamente la carta política del 91 que la había prohibido por decisión de la ciudadanía.

Esperaremos las nuevas encuestas, las decisiones de la consulta Liberal con el apoyo de la U y otros, la designación del candidato de Uribe, los realineamientos alrededor de Vargas y la prueba para mantenerse fuerte y no permitir tentaciones como la de la Colación Ciudadana por Colombia que la pretenden tentar o desbaratar con propuestas o acusaciones temerarias (mi opinión es que se mantienen y fortalecen y en las elecciones del 11 de marzo de 2018 escogerán por voto popular su candidato).

Es imposible que los colombianos que mayoritariamente son buenos, sigan permitiendo ver destruir su nación sin que estén dispuestos a evitar que esto siga sucediendo. El país requiere una revolución pacífica para construir una gran nación y eso no puede ser posible con los mismos de siempre.

* Jaime Dussán Calderón, ex senador.

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