Columnistas
Guerra a la ciencia
Por Fander Falconí
Tres colosales ejércitos: el calentamiento global con el consecuente cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales y la pérdida de la biodiversidad, amenazan aquí y ahora a toda la humanidad.
La tríada está secundada por tropas que pertrechan una guerra frontal a la ciencia. En efecto, cuando los científicos del mundo hacen muchas advertencias sobre el calentamiento global y el cambio climático, aún hay voces discordantes que minimizan o niegan este fenómeno a pesar de las evidencias.
Por Fander Falconí
Tres colosales ejércitos: el calentamiento global con el consecuente cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales y la pérdida de la biodiversidad, amenazan aquí y ahora a toda la humanidad.
La tríada está secundada por tropas que pertrechan una guerra frontal a la ciencia. En efecto, cuando los científicos del mundo hacen muchas advertencias sobre el calentamiento global y el cambio climático, aún hay voces discordantes que minimizan o niegan este fenómeno a pesar de las evidencias.
El senador republicano de Oklahoma, James Inhofe, expresidente del Comité del Senado sobre Medio Ambiente y Obras Públicas de Estados Unidos, es una de las voces más críticas al cambio climático debido a la quema de combustibles fósiles. Hace pocos días, el propio presidente Obama dijo en su discurso del Estado de la Unión en el Capitolio que el cambio climático “es uno de los mayores peligros a los que nos enfrentamos y cuyas consecuencias serán sufridas en las siguientes generaciones”.
Inhofe, quien acude a la Biblia para sostener sus argumentos, escribió un libro titulado La mentira más grande: Cómo la conspiración del calentamiento global amenaza a su futuro (The Greatest Hoax: How the Global Warming Conspiracy Threatens Your Future). La negación a la demostración científica sería una anécdota, si no fuera porque estas opiniones influyen en las decisiones mundiales. La relación entre quienes manejan los hilos del poder real y los políticos, muchas veces ignorantes, ya nos han mostrado en forma magistral series televisivas como House of Cards o Boss.
Inhofe no solo ha realizado alarmantes declaraciones sobre cuestiones científicas. Fue uno de los miembros del Comité de Servicios Armados. Como parte del jurado interrogó a los testigos sobre los casos de tortura y puso en duda sus versiones. Vale recordar que, en diciembre del año pasado, un informe del Senado norteamericano reconoció que la CIA sometió a decenas de detenidos vinculados a la red Al-Qaeda a brutales torturas.
Estas posiciones tan cuestionables nos llevan a un aspecto más profundo: lo que debe ocurrir este año en el mundo en relación con las nuevas metas de los objetivos de desarrollo del milenio y las negociaciones de cambio climático de cara a un posible acuerdo en París. ¿Triunfarán las pruebas científicas o el absurdo por encima de la razón?
Desde otra perspectiva, es necesario destacar el conocimiento científico, y las otras sabidurías no convencionales, para dimensionar la magnitud de los problemas humanos. Es imposible no preocuparse de un mundo marcado por el oscurantismo de ciertas clases dirigentes norteamericanas, el obsoleto etnocentrismo europeo y la peligrosa codicia imperial de varios países.
Frente a ello, es importante mirar dónde está el porvenir de la humanidad: movimientos alternativos, economía ecológica, desarrollo autocentrado, respeto por los límites de la naturaleza… Mientras tanto, es necesario no perder de vista a los tres colosales ejércitos que amenazan a la humanidad y a sus huestes, las del oscurantismo científico.
@fanderfalconi
El Telégrafo, Ecuador.