Columnistas
Medicamentos: el negocio de unos pocos, la barreara para muchos, propuesta de MinSalud
Víctor Javier Correa Vélez*
La industria farmacéutica en el mundo es sin duda uno de los más grandes poderes trasnacionales, controlan la investigación, producción, precios y distribución de principios activos ampliamente usados por la medicina; son quienes comercian hoy con la punta de lanza del manejo de la gran mayoría de enfermedades que padecen los seres humanos, al menos desde una perspectiva occidental morbicéntrica.
Víctor Javier Correa Vélez*
La industria farmacéutica en el mundo es sin duda uno de los más grandes poderes trasnacionales, controlan la investigación, producción, precios y distribución de principios activos ampliamente usados por la medicina; son quienes comercian hoy con la punta de lanza del manejo de la gran mayoría de enfermedades que padecen los seres humanos, al menos desde una perspectiva occidental morbicéntrica.
El poder económico y político que las grandes casas farmacéuticas han amasado, sumado a las posibilidades que le brinda ser hoy una necesidad ineludible en las condiciones más profundas de vulnerabilidad humana, la enfermedad, las han convertido en pulpos capaces de permear las instancias del poder público y direccionar las políticas en salud de las naciones, así como priorizar la investigación de acuerdo, más que a necesidades, a los intereses, o incluso fabricar dichas necesidades para garantizar sus intereses. Poco hay en el mundo en el diseño e investigación de nuevos principios que no pasen por el filtro del sector privado, lo que implica que quienes investigan lo hacen fundamentados en la razón de ser de una empresa, la rentabilidad.
En nuestro país se han abandonado muchos de los esfuerzos públicos por consolidar farmacias nacionales capaces de atender las necesidades concretas de la población, y en el mundo poco avanzan las investigaciones que no tiene perspectiva de retorno económico favorable.
Moviéndose este sector por una lógica economicista, y teniendo el poder que tiene, impusieron en nuestro país durante los pasados gobiernos neoliberales una política de liberación de precios que les permitió amplias ganancias, nos hicieron uno de los países que más costoso paga los medicamentos y le produjo sobrecostos a nuestro sistema de más de 8 billones de pesos. Durante décadas se denunció este abuso y solo recientemente políticas de control de precio se han implementado, a mi parecer, sin la suficiente contundencia y amplitud.
Esperaría uno de nuestros gobiernos mayor compromiso para ponerle fin a estos abusos, pero lo que he observado, sin dejar de reconocer algunos avances de la política de control de precios recientemente implementada, es una actitud evasiva culpando a las víctimas y haciéndolas ver como victimarios; han aumentado las cargas sobre los pacientes y profesionales de la salud, están pensando en obligar copagos para los tratamientos no incluidos en el POS, se justifican en que terminarán asumidos por las clases altas quienes son los mayores demandantes, encubriendo así con el discurso el efecto negativo que tendrá en los más pobres de nuestro país, quienes no podrán pagar este copago. En efecto, se desestimulará su uso como quiere el gobierno, pero no porque no los necesiten sino porque no los podrán adquirir.
Por último y dirigido esto al ministro se salud, aunque comparto que las dádivas de las casas farmacéuticas son una práctica inmoral y forma parte de esos tentáculos que se extienden incluso sobre la autonomía médica, debe cesar esa cruzada de generalización, estigmatización, señalamiento y persecución que ha emprendido sobre los trabajadores del sector salud, para lo que en sus comunicados públicos, desde aquel momento de su fallida reforma a la salud, no he escuchado si no ataques donde nos hace ver como los grandes responsables del colapso del sistema, mientras para otros agentes, las EPS, sí existe todo el apoyo y acompañamiento del gobierno para mantenerlas rentables y con incentivos.
Empecemos, ministro, por atender los grandes vasos sangrantes de nuestro sistema de salud, estas intermediadoras abusivas e innecesarias, estos monopolios farmacéuticos, este sistema morbicéntrico poco eficiente, y en ese momento, ministro, sí veríamos en sus actos, medidas para generar corresponsabilidad y autocontrol una intencionalidad correcta y sincera así no comparta su contenido, mientras esto no ocurra y se sigan beneficiando a las EPS por encima de los hospitales, trabajadores y pacientes, pocos serán los puntos de encuentro y pocas las soluciones reales.
Seguiremos impulsando, ministro, la búsqueda de la firma de la ley estatutaria. No hay oportunismo, como usted lo dice, en reconocer el trabajo de la corte; por el contrario, sí se oculta en su discurso y en esta dilación, que nada tiene que ver con la ley y la constitución, una intención de avanzar en la aplicación de medidas como las mencionadas en este artículo al margen del nuevo contenido de este marco normativo.
*Representante a la Cámara por el Polo Democrático Alternativo