Isagén ó dolor de patria

Por Sonia Gómez Gómez  

Los dirigentes nacionales y locales parece que no están preparados, cuando enfilan sus argumentos para ayudar a vender a Isagén a manos de capitales extranjeros.

Los dirigentes preparados, responsables e inteligentes del mundo, saben que este es y será un siglo de coyunturas y que la mayoría de ellas girarán en torno al cambio climático y por ende al agua, la energía, la supervivencia.

Entonces están enfilando sus baterías para comprar recursos naturales y tierras aptas para la agricultura en estos países. Cuando abramos los ojos, nuestra agua y nuestras mejores tierras ya no serán de nosotros.

Los dirigentes nacionales y locales –habló por mi Antioquia querida- parece que no están preparados, ni son inteligentes y mucho menos responsables, cuando enfilan todas sus tretas políticas y sus argumentos para ayudar a vender a Isagén a manos de capitales extranjeros.

Que el gobierno nacional cometa tales pecados graves contra los ciudadanos de Colombia es aterrador. Pero, como antioqueña, me duele el alma observar el papel tan mezquino, endeble y triste que está asumiendo nuestra dirigencia local cuando ahora puja porque el Concejo apruebe la venta del 13% de las acciones de EPM en Isagén y hacen todas las piruetas posibles para que así ocurra, como si estuvieran vendiendo confites y no nuestra agua y suelo. ¿Dónde quedó la estirpe que ha defendido y respaldado a EPM desde su nacimiento?

En medio de toda esta locura, 21 concejales de Medellín le enviaron una carta al presidente Santos haciéndole ver la inconveniencia de vender a Isagén, patrimonio estratégico y vital, que posee 14 mil hectáreas de bosques y espejos de agua. Algo positivo sin duda y que habla de que aún nuestros políticos no han perdido totalmente su dignidad y el respeto por sus electores. Pero, ¿garantiza esto que esos mismos Concejales que firmaron la misiva no van a autorizar a EPM para vender sus acciones en Isagén? Eso lo veremos y servirá de una vez por todas para saber quienes están respetando el compromiso que adquirieron con Medellín y Antioquia al ser elegidos, de proteger el patrimonio de todos los ciudadanos. Porque el temor es que algunos dicen en público que no están de acuerdo con la venta de Isagén, pero en privado alistan sus jugadas políticas y no tienen problema en dar la vuelta canela en el camino.

El gerente de EPM dijo en una rueda de prensa que con esta venta está protegiendo el patrimonio público y que “respeta” la decisión del presidente Santos de vender a Isagén. Ante mi pregunta: ¿Respeta o respalda?, que es muy distinto, Juan Esteban Calle, gerente de EPM respondió que “está respetando” lo que decidió el gobierno nacional, pero que “tenemos prejuicios contra el capital extranjero que llega a invertir en Colombia, como lo hace EPM en otros países”. En otras palabras, está diciendo que no tienen prejuicios hacia la venta de Isagén.

A Medellín, a EPM, a los ciudadanos de Antioquia nos correspondería más que a nadie dar la batalla por la no venta de Isagén. EPM tiene la autoridad moral para oponerse porque ha sido un ejemplo de lo público, porque Isagén está anclado en Antioquia y se nutre en mucha parte de nuestras riquezas, porque es socia de la empresa, porque conoce qué está pasando con el cambio climático. ¿Por qué entonces el Alcalde y su grupo se arrodillan de esta manera a Santos? ¿Por qué tanto afán en que el Concejo apruebe las venta de las acciones de EPM en esta empresa? ¿Por qué tanta pasividad de los antioqueños y del país? ¿Por qué el Consejo de Estado no actúa más dignamente y falla en contra de la venta de Isagén? ¿Por qué duele tanto esta patria de mentes cortas y bolsillos largos?

Este miércoles 29 de julio en el Concejo de Medellín se reabre el debate, con supuestas nuevas propuestas de EPM para conquistar más votos a favor de la venta de sus acciones en Isagén, que no son más que el mismo perro con distinta guasca. Ojalá nuestros concejales se amarren los pantalones y entiendan que, por encima de sus intereses políticos y partidistas está la urgencia de proteger nuestra agua, nuestra energía y nuestros bosques, para que no caigan en manos de ciudadanos extranjeros con intereses privados.

Algunos concejales están dando la batalla a favor de la no venta de Isagén. Estemos atentos para una recolección de firmas en contra de este horror y tomemos nota los electores quienes son los concejales que una vez más, como en el caso de la fusión de UNE-Milicom, vendieron su conciencia por un plato de lentejas. ¡Qué les dirán a sus nietos cuando les digan mañana, abuelo, yo no quiero monedas, yo lo que necesito es agua!

El Tiempo, Bogotá.