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Jorge Enrique Robledo, un político distinto

Por: Patricia Cifuentes (@CifuentPatricia)

Por estos días se van anunciado candidaturas y precandidaturas y se comienzan a alistar bastidores para la contienda que se realizará en mayo del 2018. Suenan los mismos de siempre, los delfines hijos y nietos de presidentes que han gobernado el país por décadas y décadas. Pero en la otra orilla van despuntando candidatos muy opuestos a los “nacidos para gobernar”.

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Por: Patricia Cifuentes (@CifuentPatricia)

Por estos días se van anunciado candidaturas y precandidaturas y se comienzan a alistar bastidores para la contienda que se realizará en mayo del 2018. Suenan los mismos de siempre, los delfines hijos y nietos de presidentes que han gobernado el país por décadas y décadas. Pero en la otra orilla van despuntando candidatos muy opuestos a los “nacidos para gobernar”.

Jorge Enrique Robledo, uno de ellos, ha reiterado que no hace parte de ese combo de los mismos con las mismas. No, él es un hombre que ha acompañado por años las luchas de la gente. En las calles y en el Congreso ha defendido los derechos de los colombianos, en tan diversos temas que no se pueden contar con los dedos de las manos.

Pero más allá de lo político, hay un lado privado, íntimo, que casi nadie conoce y que Robledo mostró a los colombianos el pasado jueves 8 de junio. Él y su equipo de voluntarios organizaron un facebook live para hablar sobre su vida personal.

Contó que nació en Ibagué, con una juventud tranquila, rodeada de mucho cariño y unos amigos entrañables. Es el orgulloso abuelo de dos nietas, Alicia, de tres años, “una cajita de música”, y Lucía, nacida hace una semana. Conoció en la universidad a su esposa Carmen, su compañera de vida, y desde ahí han caminado juntos persiguiendo los mismos ideales.

Alguien le preguntó cómo le había ido en la universidad. Contó que al llegar, estaba “completamente desprogramado en asuntos de política”, porque, además, su mamá siempre le dijo que la gente decente no se mete en política. Pero “le salí yo como oveja negra y tengo que decir que hay gente decente que sí se mete en política. Hay mucha corrupción, pero no es verdad que la política tenga que ser por definición una actividad corrupta” (http://bit.ly/2spS0Pj).

Para fortuna suya, le tocó una universidad marcada por la protesta estudiantil. Se recibía la influencia de las jornadas de mayo en la Primavera de París de 1968 y de las multitudinarias movilizaciones de los estudiantes de Berkeley contra la agresión norteamericana en Vietnam. Y en 1971 se dio el movimiento estudiantil más grande de la historia de Colombia, en el que participó con su pelo largo, como parte de la rebeldía.

Nunca ha ejercido la arquitectura como profesión liberal, reconoce: “Yo no tengo alma para los negocios, no vendo un tamal en un derrumbe”. Se dedicó en cambio a la docencia, como profesor titular en la Universidad Nacional sede Manizales. Gracias a sus trabajos académicos, Jorge Robledo es uno de los colombianos que más saben de bahareque. Le muestra a la cámara el de La ciudad en la colonización antioqueña como el que más quiere y con el que ganó una Bienal de Arquitectura en teoría, historia y crítica. ¿Qué otros libros ha escrito?, le pregunta uno de los voluntarios. Le gusta bastante escribir, responde. Ha publicado 1.200 columnas y quince libros.

Fue dirigente de una gran organización de cafeteros que congregó a campesinos, indígenas y empresarios, anterior a las Dignidades Agropecuarias. “Soy de los que caminan con la gente. Suelo repetir una idea. Yo no lucho porque llegué al Senado, sino que fueron mis luchas las que me llevaron allí. Primero luché toda la vida y después llegué al Senado y como no tengo alma de traidor, sigo acompañando a quienes luchan”(http://bit.ly/2spS0Pj).

La primera decisión que tomó luego de ser elegido senador fue la de tomar del sueldo solo lo que necesita para seguir viviendo como profesor, con una vida sencilla. El resto lo dona para la causa política y social que lo mueve y hará lo mismo cuando se pensione. “Cuando decidí de joven dedicar mi vida a la transformación de Colombia, descubrí que es mucho más importante ser que tener. El tener es como persiguiendo un imposible, porque nunca se satisface”(http://bit.ly/2spS0Pj).

Cuenta que cocina cuando puede y le gusta. Hace el desayuno los domingos y los días festivos. Le preguntan si sabe bailar y responde que sí. Es de Ibagué, la capital musical de Colombia: “Puede que no sea el mejor bailarín del mundo, pero he visto peores, sobre todo en política”(http://bit.ly/2spS0Pj)

¿Cuál es su comida favorita? “Yo soy buena muela. Entre las cosas buenas que me dejó de herencia mi papá, además de haberme educado en la decencia y la honradez, fue una barriga de gallinazo”(http://bit.ly/2spS0Pj)

Sus historias van dejando ver que Jorge Enrique Robledo es un político distinto al que bien vale la pena seguirle la pista. Le cabe el país en la cabeza y ha estado siempre del lado del pueblo, no  de la élite corrupta. Como él mismo lo afirma, “Yo tomé una decisión de vida. Abandoné la idea de que volverme rico iba a ser la razón de mi existencia y decidí llevar  una vida austera y activa, que no me obligara a renunciar a mis convicciones. No hay manera más fácil de ser honrado que esa, pues cuando uno no anda desesperado por conseguir plata, le rebotan las ideas de la corrupción. Ese es, digamos, mi truco para ser honrado”(http://bit.ly/2spS0Pj).

 

Tomado de kienyke.com

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