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La Incertidumbre del 18

Por: Jaime Dussán Calderón

Nota de Entendimiento

En estos tiempos de intensa crisis económica, política y social, la gente se pregunta qué va a pasar en las próximas elecciones del 2018.

Lo que hoy está a la orden del día, es si el actual presidente, Juan Manuel Santos, es capaz de mantener la coalición de la Unidad Nacional, para elegir su sucesor debido a que no hay una tercera reelección y en adelante, para bien de la democracia el periodo presidencial vuelve a los 4 años como lo aprobó la Asamblea Constituyente del año 1991.

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Por: Jaime Dussán Calderón

Nota de Entendimiento

En estos tiempos de intensa crisis económica, política y social, la gente se pregunta qué va a pasar en las próximas elecciones del 2018.

Lo que hoy está a la orden del día, es si el actual presidente, Juan Manuel Santos, es capaz de mantener la coalición de la Unidad Nacional, para elegir su sucesor debido a que no hay una tercera reelección y en adelante, para bien de la democracia el periodo presidencial vuelve a los 4 años como lo aprobó la Asamblea Constituyente del año 1991.

Recordemos que el mandatario actual, fue candidatizado y elegido en su primer cuatrienio por su hoy principal rival político y opositor, el Presidente Uribe. Después de haber roto sus compromisos de no cuidar los huevitos de su mentor, presentó su candidatura para la reelección, siendo superado en primera vuelta, por el candidato Zuluaga del Centro Democrático y sólo pudo ganar en la segunda vuelta gracias al apoyo decidido de sectores que no hacían parte del acuerdo de Unidad Nacional; el argumento justificado de este apoyo, fue la continuación de las negociaciones con las FARC en la Habana. Me refiero al respaldo de sectores significativos del partido verde, la candidata del Polo y el sector denominado Polo Paz, el progresismo, todas las corrientes de la izquierda radical (Marcha Patriótica, Partido Comunista, UP, FARC) y sectores político religiosos, e indígenas, entre otros.

El presidente, no ha sido lo suficientemente responsable y respetuoso con estos movimientos que le dieron la posibilidad de su segundo mandato. Si bien se firmó el acuerdo en Cuba y se adelantan los diálogos en Quito, la política económica, social, el respeto por los derechos políticos, ciudadanos y las libertades, han sido un desastre; completando con las graves denuncias de que tanto la primera como la segunda campaña fueron financiadas con recursos de empresas contratistas del Estado y con dineros ilícitos que desdicen de la legitimidad de su elección.

Aquí no estoy excluyendo el Centro Democrático que también ha sido denunciado por recibir recursos para la financiación de sus campañas tanto presidenciales como parlamentarias y la relacionada con el NO del plebiscito con aportes de contratistas nacionales e internacionales y de sectores ilegales.

Ahora entonces los ciudadanos sencillamente saben que los que han dirigido el establecimiento tanto nacional como regional, con contadas excepciones, son los responsables de la más descarada corrupción, al lado de ser, los impulsores de las plagas que han destruido los valores éticos y morales y que han empobrecido mucho más a la ciudadanía que siente el desamparo total del Estado, cuyos gobernantes se han dedicado a favorecer los intereses de los monopolios, atentando contra la democracia y el desarrollo económico, social y político de la Nación. Ellos se agrupan en las Fuerzas de la Unidad Nacional y en el Centro Democrático (CD).

Para la próxima confrontación por la dirección del Estado, surgen varias posibilidades: Primero, que el CD del Senador Uribe, aliado con sectores conservadores que representan, Ordoñez, Martha Lucía Ramírez, Luis Alfredo Ramos, conciten un candidato unificado que podría pasar a segunda vuelta y elegir una importante representación parlamentaria.

Segundo, que sectores democráticos, como los de la Alianza Verde, el Polo, el Progresismo de Petro, Compromiso Ciudadano de Fajardo, sectores del movimiento indígena, expresiones políticas religiosas, sectores productivos del campo y la ciudad, organizaciones sociales democráticos; se unifiquen en torno a un programa de cambio democrático y una sola candidatura que sin duda pasaría a segunda vuelta dejando por fuera los movimientos de la Unidad Nacional, que a todas luces se encuentran fraccionados.

Una tercera posibilidad, sería que el partido liberal unido al partido de la U, negocien con el candidato de Cambio Radical, Germán Vargas, el apoyo a su aspiración presidencial, acordando la Vicepresidencia para un liberal y un gabinete plural. A ello se le podría sumar, la fracción oficialista conservadora y así sería posible competir con el CD para ir a la segunda vuelta. Pero si se mantienen separados, su opción de continuar en la presidencia estaría amenazada.

Hoy el liberalismo, tiene las precandidaturas de los señores, de La Calle, Galán, Cristo y Velazco, que como los califican las encuestas no marcan posibilidades de competir con su más cercano aliado el señor Vargas Lleras, que tiene oficializada su candidatura. En la U, partido de Santos, sus precandidatos no marcan ni el margen de error en las indagaciones. De mantenerse la alianza del liberalismo con la U y seguramente las FARC, sin Vargas, no se visualiza esta coalición en la segunda vuelta.

La ciudadanía se está inclinando mayoritariamente en favor de un candidato o candidata que no represente los partidos del establecimiento, responsable de la debacle en la que está sumida la nación, sobretodo, en la corrupción, la violencia, el narcotráfico, la pobreza, la inseguridad y las profundas diferencias económicas entre unos pocos privilegiados que a costa del sudor y el trabajo de la gente honrada han hecho más grande la brecha entre ricos y pobres.

Aún es muy temprano predecir quién ganaría en el 18….los que han gobernado son aliados y marrulleros y los alternativos, son demasiado dispersos y poco prácticos para hacer el acuerdo que permita ganar el apoyo de la ciudadanía decente que quiere una gobernabilidad diferente a la de los mismos que resuelva sus aspiraciones y sueños.

Amanecerá y veremos.

 

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