Columnistas
Levante y poniente del neoliberalismo
Por Andrés Espinosa Fenwarth
Hace pocas semanas, el periódico británico, The Guardian, publicó un interesante artículo de George Monbiot, titulado ‘Neoliberalismo, la raíz ideológica de todos nuestros problemas’, en el cual revela que el término neoliberalismo fue acuñado por los economistas austriacos Ludwig von Mises y Friedrich Hayek en París en 1938. En aquella época, Mises y Hayek argumentaban que la planeación gubernamental, al pisotear el individualismo, abría la puerta al control totalitario. En 1947, Hayek creó la organización Mont Pelerin Society, encargada de difundir el credo neoliberal a nivel internacional.
Por Andrés Espinosa Fenwarth
Hace pocas semanas, el periódico británico, The Guardian, publicó un interesante artículo de George Monbiot, titulado ‘Neoliberalismo, la raíz ideológica de todos nuestros problemas’, en el cual revela que el término neoliberalismo fue acuñado por los economistas austriacos Ludwig von Mises y Friedrich Hayek en París en 1938. En aquella época, Mises y Hayek argumentaban que la planeación gubernamental, al pisotear el individualismo, abría la puerta al control totalitario. En 1947, Hayek creó la organización Mont Pelerin Society, encargada de difundir el credo neoliberal a nivel internacional.
Para el neoliberalismo, la competencia define las relaciones humanas, de suerte que los ciudadanos son simples consumidores que ejercen su libre albedrío cuando compran o cuando venden, proceso meritocrático que castiga la ineficiencia. Así, el mercado se erige por encima de todo lo demás, incluso del Estado Social de Derecho. El mercado le da a cada cual lo que se merece, ideología de naturaleza darwiniana, conforme a la cual el mercado garantiza que solo los más ricos sobreviven. En opinión de Monbiot, en la era del neoliberalismo actual, el crecimiento económico ha sido más bajo y la desigualdad ha prosperado más que en décadas anteriores.
El neoliberalismo hizo carrera en Estados Unidos en los años cincuenta. Su principal apóstol fue Milton Friedman, quien creía que el poder monopólico generaba eficiencias de mercado. Con el pasar del tiempo, en la medida en que el neoliberalismo ganaba adeptos y prestigio internacional entre los economistas de posgrado de la Universidad de Chicago, conocidos en los años setenta como los ‘Chicago Boys’, el rotulo perdía lustre y el término se extraviaba en la oscuridad del olvido colectivo. Actualmente, los neoliberales se molestan con este adjetivo peyorativo y prefieren el anonimato.
Chile, bajo la égida del General Pinochet, fue el primer país latinoamericano en aplicar la doctrina neoliberal. Hayek manifestaba, entonces, que prefería “un dictador neoliberal que un gobierno democrático vacío de liberalismo”. En Colombia, la sede de pensamiento neoliberal más importante se encuentra en la prestigiosa Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, centro educativo de primer nivel en el cual connotados economistas, originalmente discípulos de Milton Friedman, difundieron sus enseñanzas a comienzos de los años setenta.
El Ministerio de Hacienda fue la primera entidad oficial en caer en el dogma neoliberal. La apertura de comienzos de los años noventa se fundamentaba en el Consenso de Washington –ampliamente difundido por el FMI, el Banco Mundial y la Secretaria del Tesoro norteamericano–, doctrina que impulsaba la plena liberalización económica.
El neoliberalismo en Colombia es contrario a la Constitución Nacional. Al rechazar la intervención del Estado en la economía, defender el mercado como la única forma para lograr la regulación económica, promover la libre competencia e impulsar la apertura hacia adentro, el neoliberalismo riñe con los sagrados preceptos constitucionales de intervención del Estado en la economía y con la protección especial que se le debe conceder al sector agropecuario.
Portafolio, Bogotá.