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Nos quieren esclavos: una mirada al quehacer médico

Por Víctor Correa Vélez*  

“En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad”. (Juramento Hipocrático Convención de Ginebra 1948).

Las profesiones de las áreas de la salud llevan en su esencia la más pura preocupación por el otro, el quehacer de médicos, enfermeras, microbiólogos, auxiliares, odontólogos, se caracteriza por lidiar con las más crudas realidades humanas, haciéndolo con el alma y con el corazón, teniendo el convencimiento pleno de que nuestra labor para garantizar salud, bienestar y consuelo es de las mayores muestras de amor, nuestra entrega es entonces casi absoluta al punto de diluir mucho de lo que somos en aquello que hacemos.

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Por Víctor Correa Vélez*  

“En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad”. (Juramento Hipocrático Convención de Ginebra 1948).

Las profesiones de las áreas de la salud llevan en su esencia la más pura preocupación por el otro, el quehacer de médicos, enfermeras, microbiólogos, auxiliares, odontólogos, se caracteriza por lidiar con las más crudas realidades humanas, haciéndolo con el alma y con el corazón, teniendo el convencimiento pleno de que nuestra labor para garantizar salud, bienestar y consuelo es de las mayores muestras de amor, nuestra entrega es entonces casi absoluta al punto de diluir mucho de lo que somos en aquello que hacemos.

Lastimosamente dicha entrega ha sido también usada para desencadenar sobre nosotros los más grandes abusos, los profesionales que otrora tenían un valor social de senda importancia hoy son objeto de constantes ataques gubernamentales, ciudadanos, de las EPS, IPS, presiones mercantiles, y frentes formativas; pareciese en el país que existe la intención de responsabilizarnos de un sistema de salud que colapsa en beneficio del lucro de unos cuantos mercaderes de la muerte.

Existe una guerra declarada, una intención de sonsacarnos nuestros escasos derechos, de llevarnos a un estado similar a la esclavitud, nuestros compañeros y compañeras en todo el país se quejan hoy de cesación de pagos, hospitales donde llevan más de 3 , 4 o más meses sin recibir salario, sometidos además a jornadas laborales extenuantes que incluyen turnos, disponibilidad, traslados que sumados todos pueden llevar a cumplir más de 80 , 90 horas semanales (muchas de ellas a la final no se reconocen o remuneran adecuadamente), además no contratan los suficientes compañeros que nos ayuden a asumir la carga asistencial creciente.

Los modelos de contratación son atroces, abundan los mal llamados sindicatos que contratan con los hospitales y clínicas tercerizando nuestra labor, haciéndola irregular, rompiendo la constancia en territorio tan importante para construir lazos con la comunidad, negándonos las vacaciones, primas, estabilidad y demás beneficios laborales a los que por ser personal misional de las instituciones deberíamos tener derecho.

Nos quieren imponer límites irrespetuosos e irresponsables a nuestra autonomía profesional, restringen nuestros tiempos de consulta, quieren obligarnos a trabajar bajos sus guías por encima de la realidad del paciente, nos castigan si formulamos lo que es debido y mandamos los exámenes y tratamientos pertinentes, se quieren tomar nuestras escuelas, llevar la visión de negocio centrada en la enfermedad a nuestros salones de clase, a nuestras sagradas facultades; y lo peor, lo están logrando, y donde no han podido han tratado de ahogarlas restándoles presupuesto o amenazando con permitir que espacios aliados pero ajenos a la integralidad de la academia sean quienes nos formen, como es el caso de hospitales formadores.

El gobierno nacional se ha empeñado en mostrar casos ejemplos, excepciones a la regla como la gran norma, diciendo que los profesionales nos aliamos con las farmacéuticas para montar un negocio, práctica por cierto reprochable, pero no endilgable a todos; ha querido hacer creer que nuestros sueldo, con base de nuevo en contadas excepciones, son astronómicos, desconociendo que los buenos salarios se logran renunciando a nuestras familias y a tener una vida por fuera de los hospitales trabajando en doble jornada, en múltiples sitios; por el contrario lo general es que nuestros salarios llevan décadas congelados, y en nada correspondan con los cobros que realizan nuestros patronos por nuestro servicios prestados.
Ahora nuestros pacientes también nos agreden, la violencia física y verbal contra nosotros está haciendo carrera, la campaña de desprestigio emprendida por el gobierno, más la crisis del sistema que aleja a los ciudadanos de su derecho se está haciéndose manifiesta, somos nosotros la cara visible de nuestro modelo de salud y es sobre nosotros quienes quieren hacer caer la responsabilidad del desastre en el que nos encontramos, mientras los más grandes artífices yacen tranquilos tras sus escritorio o mansiones de lujo.

Para colmo, la corte suprema nos quita el derecho a la huelga, una herramienta fundamental para en la lucha social hacer valores nuestros derechos, que en ultimas se relacionan con la calidad de la atención y con la salud de los pacientes y ciudadanos, por quienes repito profesamos nuestro amor y son la razón de nuestras largas jornadas de estudio juicioso.

Definitivamente quieren apalancar una crisis que ellos mismos han creado y de la que estaban advertidos de mantenerse vigente el modelo de la ley 100 en los trabajadores, el no pago a los hospitales los tiene ahogados y ellos a nosotros.
Son estos gobiernos neoliberales y las EPS los mayores responsables de esta situación, Trabajamos de sol a sol, de domingo a domingo, nos alejan de nuestras familias, muchas veces sin remuneración o sin todos nuestros derechos laborales, se nos quita la libertad de pensar y actuar conforme a nuestro criterio científico y humanista, se nos agrede físicamente, psicológicamente y académicamente, se nos quita nuestro derecho a protestar, en resumidas cuentas somos esclavos, y cuando se es esclavo compañeros solo queda un camino: la lucha…

*Representante a la Cámara por Antioquia, Polo Democrático Alternativo.

 

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