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Perdimos la mitad de la representación política de la diáspora

Por Viviana Viera  

Este 19 de noviembre, la diáspora colombiana fue sorprendida con la indignante noticia que había perdido la mitad de su representatividad política en el Congreso de la República.

En el tercer debate sobre la Reforma de Equilibrio de Poderes, la Comisión Primera de la Cámara votó que “se eliminará una de las (dos) curules de colombianos en  el exterior”.

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Por Viviana Viera  

Este 19 de noviembre, la diáspora colombiana fue sorprendida con la indignante noticia que había perdido la mitad de su representatividad política en el Congreso de la República.

En el tercer debate sobre la Reforma de Equilibrio de Poderes, la Comisión Primera de la Cámara votó que “se eliminará una de las (dos) curules de colombianos en  el exterior”.

Contar únicamente con dos curules era  insuficiente para representar a los más de 7 millones de colombianos que residimos fuera del país, pero reducir la representación política a solo una, muestra claramente un deseo de seguir invisibilizando los derechos del 14% de la población colombiana.

Sorprende también que el presidente de la Comisión Primera donde se aprobó el texto es Jaime Buenahora, del partido oficialista de la U. Este representante que presidió el voto de la vergüenza, fue precisamente elegido por una de los dos curules internacionales que han suprimido.

Hace tan solo dos años, el Congreso de la República de Colombia aprobó la amplificación a dos curules para darle más participación política a los colombianos residentes en el exterior.  Este primer paso dejó pensar que por fin el legislativo comenzaba a tomar conciencia de la diáspora, pero con la decisión de suprimir una curul para dársela a los raizales de San Andrés, se contradice completamente. Es como si la democracia se tratara de una rifa de curules legislatura tras legislatura, violando el derecho a la representación política y creando un desequilibrio de representación en la Cámara. Mientras Antioquia con 6,3 millones de habitantes tiene 17 curules, los colombianos del exterior que somos más de 7 millones, tendremos solo una curul. Así, la curul del representante en el exterior, será la que más represente colombianos en toda la Cámara de Representantes, 19 veces más personas que en Antioquia.

La propuesta de representatividad política más adecuada que consta de eco en la diáspora es la de amplificar la representatividad para que las y los representantes puedan responder a las necesidades regionales de los colombianos que residen allí.  Como es conocido, la realidad que vive un colombiano en Venezuela, no es la misma que vive un colombiano en Japón. Por eso, a la vez de tener una circunscripción que abarque todo el planeta (menos Colombia), como pretende la  nueva Reforma de Equilibrio de Poderes, los representantes deben ser elegidos por las regiones internacionales que concentran más colombianos, con el mínimo de tres curules: América del Norte, Latinoamérica y Europa + Asia + África.

Este principio de representatividad es el que se emplea en países como Francia y Ecuador, quienes atribuyen muchas más de 3 curules para la representación en el exterior.

No olvidemos que son las decisiones políticas, tomadas en el Congreso colombiano, responsables de la situación económica, política y social de Colombia, donde la falta de oportunidades económicas, la inseguridad laboral, el conflicto armado, la corrupción, entre otras, han expulsado a millones colombianos del país. Migrar, comenzar desde cero en otro país, aprender una lengua, el choque cultural, el aislamiento, el no reconocimiento de las profesiones, son algunas de las muchas dificultades que se enfrentan a lo largo del proceso migratorio los millones de colombianos que hemos salido del país. Sin embargo los migrantes, desde la distancia, seguimos siendo claves para el desarrollo de Colombia, enviando 8,1 billones de pesos colombianos (4.070 millones de dólares) por año de remesas, es decir que somos la segunda entrada más grande de divisas del país.

Somos un motor económico de Colombia y si los colombianos que residimos fuera del país formamos un departamento reconocido por la Constitución, seríamos el departamento más grande de Colombia, el más poblado, el más diverso, el más plurilingüe y el más dinámico. Sin embargo, el poder ejecutivo y legislativo, siguen tratándonos como ciudadanos de segunda clase. Esto se confirma hoy con el silenciamiento de la representatividad política.

 

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