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Preguntas y respuestas sobre la universidad colombiana

Por Amaury Núñez  

Un informe detallado sobre las características del Sistema Universitario Estatal a 2015 fue publicado por ese órgano. Recursos públicos para la educación privada, vía Icetex, y recursos privados a la educación pública, a través del endeudamiento de las universidades públicas con la banca; deserción del 50%; deterioro de la infraestructura y la calidad; reducción en los programas de bienestar universitario; todas plagas que acolita la desidia del Estado. Algunas preguntas y respuestas a partir del informe.

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Por Amaury Núñez  

Un informe detallado sobre las características del Sistema Universitario Estatal a 2015 fue publicado por ese órgano. Recursos públicos para la educación privada, vía Icetex, y recursos privados a la educación pública, a través del endeudamiento de las universidades públicas con la banca; deserción del 50%; deterioro de la infraestructura y la calidad; reducción en los programas de bienestar universitario; todas plagas que acolita la desidia del Estado. Algunas preguntas y respuestas a partir del informe.

¿Qué ha sido de Colombia, la más educada? En el Índice Global de Competitividad, que mide las variaciones de la competitividad global respecto a las condiciones básicas de ésta, (como el ambiente macroeconómico, o la infraestructura), sus potenciadores de eficiencia (como la preparación tecnológica o el tamaño del mercado), y los factores de innovación y sofisticación, las relacionadas con la educación del país van mal. Entre 144 países, Colombia ocupa, en salud y educación primaria, el puesto 105, retrocediendo 26 lugares entre 2010 y 2014; En educación superior y entrenamiento, sin variaciones en el periodo citado, el puesto 69. Los indicadores educativos “no constituyen para el país una ventaja en temas de competitividad y desarrollo económico”, según el SUE. ¿No entraríamos a las grandes ligas económicas gracias, en buena medida, a la política educativa de Santos?

¿Hay crisis? La aberrante tacañería de los últimos gobiernos con la universidad pública parece no tener límite, pues el gasto público en educación superior y aportes de la nación a las IES públicas como porcentaje del PIB pasó de 1,04% a 0,82% de 2001 a 2013. El incremento promedio de los Gastos de Funcionamiento del Sistema de una vigencia a otra es de 7,2%, frente a un incremento promedio del 3% de los Recursos Nación. Por ejemplo, en la Universidad de Sucre solo cubre el 14% siendo la de peor proporción de todo el sistema. La cobertura aumentó en total de 35.3% a 45.5% entre 2009 y 2013, pero la universitaria solo lo hizo 7.41%. $16 billones de pesos le deben a la universidad pública sin solución ni voluntad política a la vista. Solo para infraestructura física nueva precisan $8,8 billones, 9% la Universidad Nacional de Colombia.

Las universidades privadas tienen una mejor relación estudiantes por docente que las universidades públicas. En las primeras hay un docente por cada 10 estudiantes, en las segundas uno por cada 14, pero por cada docente de planta hay 45 estudiantes. Otro aspecto que evidencia esa regresión en calidad es que entre los años 2004 y 2014 los profesores de planta crecieron 18%, los ocasionales 52% y los de cátedra 72%. 52 de cada 100 profesores son de estas dos últimas categorías. Y la proporción que tiene formación doctoral paso de 61 a 54 de cada 100 entre 2007 y 2013. Por cada 100, en posgrado, 32 estudian en universidades públicas y 68 en privadas.

En abril, cientos de representantes estudiantiles de todo el país “rechazamos la política de desfinanciación de las instituciones de educación superior públicas y exigimos el aumento de los recursos estatales para dichas instituciones” cuestionamos “el aumento excesivo de los costos de matrículas”, abogamos por la reducción paulatina de intereses de los créditos del Icetex y la “transparencia en la inversión de los recursos de las instituciones de educación superior”. Y por considerar inviolable la autonomía académica, nos apartamos de lo definido por la resolución 2041 de 2016 para las modificaciones curriculares a los programas de licenciaturas, y de la Ley 1740 de 2014 por considerar injerencista la inspección y vigilancia a la que hace referencia. En igual sentido lo hicieron recientemente los representantes profesorales en los consejos superiores.

Queda por preguntar ¿cesarán lo recortes sistemáticos a la autonomía universitaria pasando por encima de la voluntad de las comunidades educativas? ¿Habrá recursos crecientes directos para las universidades públicas? ¿Pagará el gobierno la deuda que tiene con ellas? ¿Transformará su política de subsidios a la demanda por una donde se privilegien los recursos a la oferta? ¿Asumirá su responsabilidad política el gobierno de Santos ante la crisis universitaria del país? Hoy tenemos un rotundo no como respuesta. Alguna vez le leí a Balzac que la vida tiene unas pequeñas dosis de lucha y otras de paciencia. La segunda se agota, tal vez para encontrar en la primera lo que no hallaron en aquella.

@AmauryNG

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