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¿Dónde está la platica de la venta de Isagén?

Por José Roberto Acosta  

Los billonarios recursos de la venta de Isagén no han llegado a donde el Gobierno prometió, y después de haber monetizado los US$2.000 millones recibidos en pesos, estos últimos siguen en manos de la Tesorería General de la Nación y prueban la improvisación en tan delicado tema.

El Gobierno argumentaba que con los dineros de la enajenación de Isagén se harían carreteras y otras obras de infraestructura necesarias para sacar del atraso al país, sin embargo, ante el peso de los hechos, terminó reconociendo que el verdadero propósito era financiar a unos pocos constructores privados para que las construyeran.

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Por José Roberto Acosta  

Los billonarios recursos de la venta de Isagén no han llegado a donde el Gobierno prometió, y después de haber monetizado los US$2.000 millones recibidos en pesos, estos últimos siguen en manos de la Tesorería General de la Nación y prueban la improvisación en tan delicado tema.

El Gobierno argumentaba que con los dineros de la enajenación de Isagén se harían carreteras y otras obras de infraestructura necesarias para sacar del atraso al país, sin embargo, ante el peso de los hechos, terminó reconociendo que el verdadero propósito era financiar a unos pocos constructores privados para que las construyeran.

Diferencia sustancial, pues una vez desembolsados esos recursos de todos los colombianos a estos privilegiados constructores, se activarán altos riesgos financieros, pero sin haber recibido una sola obra.

Tampoco habrá una capitalización de la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), como lo prometió el Gobierno. Ya no ampliaremos nuestra participación como socios de esa entidad con los dineros de la venta de Isagén, sino que ahora el destino de esos dineros públicos será adquirir unos bonos “híbridos” emitidos por la FDN, que no otorgan a los colombianos derechos de propiedad, sino solo derechos de un acreedor. Así las cosas, la inversión de los colombianos en la FDN tendría un rendimiento limitado como en cualquier bono, pero pérdidas ilimitadas, como si fuéramos socios, y sin afectar a los actuales accionistas, entre los que se cuentan bancos extranjeros con una participación del 33 % y tienen capacidad de veto en la junta directiva. Entonces, los colombianos ponemos el billete, pero serán los extranjeros los que manden en la FDN.

Si hasta acá el lector está confundido, no se preocupe, casi ningún colega del sector financiero y bursátil entiende semejante maniobra, pero eso es lo que pretende el Gobierno, pues para que no se le metan con el negociado que existe detrás nadie debe entenderlo fácilmente, ni los congresistas, para que no hagan control político, ni la Contraloría, para que no haga el control fiscal.

Y a pesar de todos los enredos descritos, aún no llega la platica de Isagén a la FDN. Otra promesa fallida. Otra verdad a medias. Otra mentira. Y tal vez otro lío financiero parecido al de Reficar. Quedan advertidos.

@jrobertoacosta1

El Espectador, Bogotá.

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