Columnistas
Santos desconoce el pliego de peticiones del Paro Cívico del 17M
Por Horacio Duque
El Paro cívico del pasado 17 de marzo fue una jornada de movilización popular con diferentes manifestaciones regionales por su composición social, sus demandas y número de participantes.
En Bogotá educadores, funcionarios estatales, estudiantes universitarios y de secundaria, vendedores ambulantes, usuarios de Transmilenio, usuarios de la salud, mujeres, indígenas, afros y otros movimientos sociales adelantaron diversas acciones para exigir del gobierno nacional y distrital la solución y atención de las demandas del Pliego general de 15 puntos.
Por Horacio Duque
El Paro cívico del pasado 17 de marzo fue una jornada de movilización popular con diferentes manifestaciones regionales por su composición social, sus demandas y número de participantes.
En Bogotá educadores, funcionarios estatales, estudiantes universitarios y de secundaria, vendedores ambulantes, usuarios de Transmilenio, usuarios de la salud, mujeres, indígenas, afros y otros movimientos sociales adelantaron diversas acciones para exigir del gobierno nacional y distrital la solución y atención de las demandas del Pliego general de 15 puntos.
Medios de comunicación como la Revista Semana, observaron que la protesta popular se sumó a un cuadro muy explosivo de crisis en el gobierno de la Casa de Nariño, al darse simultáneamente la noticia sobre San Andrés, los problemas en la Mesa de diálogos de La Habana y el deterioro de la economía y los ingresos fiscales del gobierno, que están en picada.
En Cali las manifestaciones cívicas fueron masivas, desde tres puntos estratégicos del casco urbano. Lo mismo en Medellín, Cartagena, Bucaramanga, Armenia (La Plaza de Bolívar recibió una gran concentración social con el protagonismo de los indígenas), Barranquilla, Pereira y el departamento del Cauca, donde ocurrieron tres importantes concentraciones indígenas, campesinas y populares en distintos lugares del territorio regional.
Algunos piensan, apresuradamente, que todo queda allí para las demandas y peticiones de las clases populares.
Tal vez porque sobredimensionan los procesos y su dialéctica intrínseca, se imaginaron un acontecimiento extraordinario, una explosión demoledora, una especia de revolución en acto que llenara ciertas expectativas y conjeturas con sabor a delirio (http://bit.ly/1Ral9Q7).
Poco conocen, al parecer, la naturaleza y dinámica del movimiento social colombiano.
Lo que no quiere decir que se deban desconocer las críticas y observaciones sobre las dificultades que presentan la acción popular nacional y regional. Obvias, por lo demás. Repetidas hasta el cansancio al punto de ser interpretadas como resentidas.
Al respecto ya hay algunas observaciones puntuales al paro y las protestas del 17 de marzo, las cuales deben ser recogidas por los organizadores del Comando Unitario y popular, el cual lidera el paro y la marcha popular en curso, y con otras expresiones en los días por venir (http://bit.ly/1Ral9Q7).
Es preciso adelantar el análisis correspondiente y hacer la pedagogía conveniente entre lo que constituye el núcleo central del movimiento social materializado y visibilizado el día jueves 17 de marzo.
Lo que interesa destacar por ahora es el desconocimiento olímpico gubernamental de las reivindicaciones y peticiones planteadas como plataforma de acción del paro cívico y la protesta popular.
Los problemas están allí y se debe perseverar en su agitación y en la exigencia para que el señor Santos los atienda con soluciones y estrategias concretas.
No asumir tales reclamos es otra forma de torpedear la paz con justicia social que todo el país quiere ver como un hecho con la firma de un acuerdo final en la Mesa de diálogos de La Habana.