¿Tendremos racionamiento eléctrico?

Por Diego Otero Prada  

Estamos en temporada de verano de acuerdo con el ciclo climático lógico de esta época del año, con la diferencia que las lluvias han estado por debajo del promedio histórico.

A finales de diciembre de 2015, los niveles de los embalses terminaron con el valor de 60%, cifra por debajo de lo que es normal en este mes, pero relativamente adecuada para sostener el sistema hasta que lleguen las lluvias del mes de abril. Al terminar enero los niveles de los embalses estaban en 52%, cifra ya baja.

El problema se agravaría, como sucedió con el racionamiento de los años 1992-1993, sí efectivamente no se diera la temporada de lluvias de abril, mayo y junio. Ahí sí la situación se complicaría y tendríamos una probabilidad de un racionamiento eléctrico.

El problema actual no es de capacidad instalada de generación sino de energía. Es decir hay suficiente capacidad instalada para atender los picos del sistema pero no hay suficiente agua para poner a operar las hidroeléctricas a su máximo por lo que es necesario utilizar todo el parque térmico para atender los kilovatios-hora demandados sin restricciones.

Esta situación sería delicada si no se diera el invierno normal de abril a junio, que es un evento que muy rara vez ocurre y que ningún sistema hidroeléctrico está preparado para esto, especialmente si no se cuenta con embalses plurianuales como es el caso en Colombia, sino de embalses a filo de agua y anuales, muy sensitivos a las lluvias de un año.

Al ritmo actual de caída de los embalses de ocho puntos por mes como mínimo, a finales de marzo se llegaría a valores cercanos a un peligroso 34,0%, valor bastante bajo, que requiere de lluvias para volver a llenar los embalses y enfrentar los meses secos de julio a septiembre. Si esto no se da, el sistema entraría en situación de probable racionamiento. Hoy como en 1992 se esperan las lluvias de abril a junio. ¿Pero si no se dan? Ahí está el problema y las autoridades energéticas y el gobierno parece que apuestan a que vendrán las lluvias, como se pensaba en 1992 y que no sucedió. No están preparadas para un evento negativo, no han aprendido, y se está muy tarde para tomar medidas de precaución. Hay irresponsabilidad en el gobierno y las autoridades eléctricas que en ningún momento han previsto esta eventualidad.

Hay que tener en cuenta que ya hay embalses cerca del 30% que en cualquier momento no podrán generar más y el parque térmico está sometido a un trabajo diario de casi veinte y cuatro horas seguidas que no puede continuar así indefinidamente porque vendrán necesidades de mantenimiento o fallas que son frecuentes en estos equipos mecánicos.

¿Qué hacer? Aquí van algunas medidas:

1. Eliminar todas las bombillas incandescentes y reemplazarlas por lámparas ahorradoras de energía
2. Cambiar la hora
3. Campañas de uso racional de la energía eléctrica
4. Desarrollar un plan de empleo de energía solar en los techos de edificaciones y casas.
5. Cumplir las normas de energía de soporte con plantas diesel o de gas, o glp en todas las edificaciones, hoteles, restaurantes, centros comerciales.

Esperamos, por supuesto, que se vuelva al ciclo normal de invierno de abril a junio. El racionamiento de 1992 y 1993 fue muy doloroso para todos: los hogares y las empresas. Lo peor que nos puede pasar es que se repita esta pesadilla.