Columnistas
Peñalosa y su falsedad ideológica
Por Yohir Akerman
El pasado 7 de abril los investigadores Juana Afanador y Carlos Carrillo publicaron un artículo en el que desmintieron que el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa tuviera un doctorado en administración pública en Francia como aparecía reflejado en varios de sus perfiles.
Según lo encontrado por Afanador y Carrillo, en la biblioteca de la Universidad de París II no aparece su tesis doctoral, pero sí identificaron dos libros escritos por el alcalde en los que aparece una biografía que dice que tiene un doctorado de esa universidad y varias páginas web oficiales en donde se establece lo mismo.
Por Yohir Akerman
El pasado 7 de abril los investigadores Juana Afanador y Carlos Carrillo publicaron un artículo en el que desmintieron que el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa tuviera un doctorado en administración pública en Francia como aparecía reflejado en varios de sus perfiles.
Según lo encontrado por Afanador y Carrillo, en la biblioteca de la Universidad de París II no aparece su tesis doctoral, pero sí identificaron dos libros escritos por el alcalde en los que aparece una biografía que dice que tiene un doctorado de esa universidad y varias páginas web oficiales en donde se establece lo mismo.
Bochornoso, pero no pasó a mayores.
La Alcaldía rápidamente respondió que la aparición del título Ph.D. en una página del Distrito fue un error de un periodista que ya se había corregido, e incluso el senador Carlos Fernando Galán, fiel escudero de Peñalosa, trinó que el alcalde nunca había dicho que tuviera un doctorado diciendo lo siguiente: “Aquí está la hoja de vida que Peñalosa presentó a la Función Pública, para que dejen de mentir”.
Pero una mirada a profundidad del tema muestra que el que tiene que dejar de mentir, es otro. En el formato oficial de hoja de vida publicado por el senador Galán como prueba incontrovertible de la transparencia del alcalde se reporta que el doctor Peñalosa es economista e historiador; que es graduado de una maestría de cuatro semestres con fecha de terminación en septiembre de 1979 y que tiene un diploma de tercer ciclo en administración pública de dos semestres con graduación en septiembre de 1980.
Eso es congruente con lo que ahora dice el perfil del burgomaestre en la página oficial de la Alcaldía que establece que “Peñalosa tiene un B.A en Historia y Economía de la Universidad de Duke. Obtuvo una maestría en Gobierno del IIAP en París y un DESS en Administración Pública de la Universidad de París II.”
Ahora bien, de los mismos productores de el doctor Peñalosa no tiene un doctorado viene: el señor alcalde tampoco tiene una maestría.
Según la hoja de vida publicada por Galán y el perfil oficial en la página de la Alcaldía, la maestría en el Institut International d Administration Publique (IIAP) de París duró cuatro semestres. Aunque eso es difícil de corroborar ya que en el año 2002 el IIAP desapareció como entidad independiente y se fusionó con la École Nationale d Administration (ENA), tampoco fue imposible.
Los investigadores Afanador y Carrillo encontraron una certificación expedida por la IIAP de París el 3 de abril del año 2000, en la que el secretario general de la desaparecida IIAP, confirma que el estudiante Enrique Peñalosa, de nacionalidad colombiana, nacido el 30 de septiembre de 1954 efectivamente estuvo en esa institución entre el 29 de agosto de 1978 y el 6 de julio de 1979.
Sin embargo, la certificación establece claramente que Peñalosa no cursó una maestría en gobierno de cuatro semestres como dice la hoja de vida oficial, sino que estuvo once meses haciendo cursos en la “sección Métodos Modernos de Administración Pública”.
Los investigadores Afanador y Carrillo contactaron el servicio de estudiantes extranjeros de la ENA y su respuesta fue que, si bien es difícil establecer equivalencias, dado el tiempo y los cambios en los títulos franceses, estos cursos bajo ninguna circunstancia equivalen a una maestría. Los cursos que tomó el alcalde Peñalosa no están enmarcados dentro ningún ciclo de educación y fueron de especialización sin tesis.
Fulminante.
Y es que más que otra bochornosa anécdota de la disfrazada historia académica del burgomaestre, este parece ser un episodio de falsedad ideológica en documento público. Un delito.
La ley colombiana es clara, ya que según el Código Penal y la jurisprudencia de la Corte Constitucional, la persona o el servidor que consigne faltas a la verdad en documentos que están llamados a ser ciertos, y los utilice de manera pública, incurrirá en falsedad ideológica y eso puede ser castigado con inhabilidad de funciones hasta de 15 años e incluso prisión.
Grave.
Sobre todo porque a diferencia de las mentiras en una infinidad de entrevistas y reseñas en las que el alcalde Peñalosa dejó entender que tenía un doctorado, en este caso se trata de una falsedad plasmada en el formato de hoja de vida que llenó para posesionarse en la Alcaldía y con la cual está entregando información equivocada al Departamento Administrativo de la Función Pública. Eso tiene consecuencias administrativas.
Como también tienen consecuencias morales sus mentiras sobre el inexistente Ph.D., ya que por más que diga que eso fue un error de un periodista, una página autografiada de uno de sus libros, con su puño y letra, en donde aparece que tiene un doctorado en Administración de la Universidad de París demuestra que el alcalde Peñalosa se sentía orgulloso de dedicar, con mucha admiración y respeto a un expresidente, un texto donde decía una cosa falsa de su carrera.
El Espectador, Bogotá.