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Estados Unidos sigue buscando torcerle el brazo a Suramérica

Por Ilka Oliva Corado  

“Ningún pueblo puede construir futuro sin alegría, por eso siempre quieren ver tristes a los pueblos. Estamos tercamente empecinados en brindar alegría”.  Cristina Fernández.

Con un modelo de combate propio del imperio norteamericano en el que las puñaladas las pega por la espalda, ha fracasado nuevamente el intento de golpe de Estado en Venezuela, y de desestabilización a los gobiernos de Cristina Fernández en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil.

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Por Ilka Oliva Corado  

“Ningún pueblo puede construir futuro sin alegría, por eso siempre quieren ver tristes a los pueblos. Estamos tercamente empecinados en brindar alegría”.  Cristina Fernández.

Con un modelo de combate propio del imperio norteamericano en el que las puñaladas las pega por la espalda, ha fracasado nuevamente el intento de golpe de Estado en Venezuela, y de desestabilización a los gobiernos de Cristina Fernández en Argentina y Dilma Rousseff en Brasil.

Ellos –capitalistas- vienen tejiendo la telaraña por todos los medios posibles, entre estos se cuentan los que descaradamente tergiversan la información en Estados Unidos: Univisión con todos sus noticieros y en especial el programa Al Punto, conducido por el periodista ultraderechista Jorge Ramos; CNN en español, y Telemundo. Estos medios de habla hispana atacan todos los días, con cortos informativos que los hacen ver como emergencia mundial, una nota muy bien arreglada en el noticiero central para desprestigiar todo avance sudamericano. Lo triste es que los televidentes se tragan la píldora. No asombra que en su mayoría los venezolanos emigrados oligarcas vivan en Miami y sea ése su centro de ataque, al igual que el de los cubanos obedientes a la Casa Blanca.

Al Punto, hace unas semanas estuvo anunciando en exclusiva una entrevista con el expresidente colombiano Andrés Pastrana, quien desembuchó todo el odio que le tiene a Venezuela. Habló de una crisis humanitaria que tiene al pueblo de rodillas. De una “dictadura”, por supuesto inexistente. Los intentos de golpe de Estado en Venezuela ya no asustan a nadie, son patadas de ahogado.

Como no pudieron con los fondos Buitre, ahora le embrocan a la presidenta argentina Cristina Fernández una imputación por el caso del fiscal Nisman, que por supuesto le dio la vuelta al mundo en cuestión de segundos. Pero ni uno solo de esos medios anuncia los avances que ha tenido Argentina gracias a los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina, aquienes acusan abiertamente de “populistas” y como las masas mundiales se dan tres golpes de pecho, lo ven como pecado capital. A Cristina le critican la elegancia –la belleza natural- y lo burguesa. Ella no se tiene que parecerse a Mujica para realizar cambios significativos en su país. Pertenecen a clases sociales distintas y han demostrado con hechos que los cambios son posibles.

El pasado 11 de febrero la mandataria argentina en el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada afirmaba: “¿Saben qué? El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos; nosotros nos quedamos con la Asignación Universal por Hijo, con las jubilaciones, con el matrimonio igualitario, con la ampliación de derechos, con los convenios colectivos de trabajo, con el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la historia, con la industria nacional, con las inversiones en infraestructura, con la educación, con las universidades, con los científicos, con las escuelas, con los chicos.” Y es cierto, nada de labias, son puras acciones.

Que no quepa duda que Estados Unidos con  la colaboración de sus socios de la Unión Europea ya está viendo de qué manera puede derrocar al recién elegido gobierno de izquierda en Grecia. Ya estarán en creaciones para transportar el mar Egeo a Estados Unidos o es capaz hasta para levantar bandera en las islas Santorini y volverlas un Estado más, así como tienen a Puerto Rico.

Me llama mucho la atención como centroamericana, que los gobiernos sudamericanos progresistas sean tan unidos y cuando tocan a uno salten los otros en su defensa. Qué ejemplo de solidaridad que jamás veremos en Centroamérica, allá solo se juntan para recibir los millones que les pasa Estados Unidos con la coartada de la migración masiva de niños.

Hoy es Venezuela como ayer fue Cuba, hoy es Argentina y Brasil como pronto puede ser Bolivia, Uruguay, Ecuador y Chile –de Bachelet-. Cómo olvidar la destitución del presidente Lugo en Paraguay, también la de Manuel Zelaya en Honduras. La diferencia entre Centroamérica y Sudamérica es el pueblo, que mientras uno resiste el otro adormece en la dejadez.

Las declaraciones de Maduro son precisas: el documento que iban a leer los golpistas fue redactado por un funcionario de la embajada de Estados Unidos en Venezuela. ¡Aguas, Cuba! Entre los planes estaba el de bombardear el edificio de Telesur y acabar con las más de 800 personas que hacen posible su existencia. Lo de bombardear el Palacio de Miraflores es más que obvio. Por su parte Diosdado Cabello también informó de un plan desarticulado en el año 2014 en el que la derecha planeaba –por medio del alcalde metropolitano Antonio Ledezma y el diputado Julio Borges- asesinar a Leopoldo López para crear caos en el país. No hay que dudar que siga en pie.

¿Alguna similitud con el caso Nisman en Argentina? ¿O con el caso Rosenberg en Guatemala cuando Álvaro Colom era el presidente? Utilizan la misma técnica.

Los medios de ultraderecha hablan de la “crisis humanitaria” en Venezuela, pero jamás mencionarán la recién inaugurada Ciudad Socialista Hugo Chávez de Valencia, en el departamento de Carabobo. Se entregaron 3.456 apartamentos y se espera que lleguen a las 40.000 viviendas. ¿Qué gobierno de derecha hace esto? En palabras de Maduro: “no se trata de construir por construir, se trata de construir para reconstruir la patria”.

Mientras tanto en Brasil, Aurelius Capital Management, que quiso darle un tiro en la sien a Argentina, con el fondo buitre, hoy ataca a la nación carioca y va directo a la compañía petrolera Petrobras. Es evidente que aún no les pasa el trago amargo de la formación de BRICS.

Así es pues que Suramérica no se puede descuidar ni un instante porque Estados Unidos ataca, y no actúa solo. Tiene a sus secuaces Canadá, Reino Unido y Alemania. Que para no ir tan lejos estaban al tanto del golpe de Estado que ya daban por hecho en Venezuela. Del plato a la boca, se les cayó la sopa y no pudieron –como dijo Obama- “torcerle el brazo a La Patria Grande”.
 
@ilkaolivacorado

 

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